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Astrónomos detectan una posible señal de vida en el exoplaneta K2-18b, a 120 años luz de la Tierra

Un equipo de científicos identificó una molécula asociada exclusivamente con organismos vivos en la atmósfera de K2-18b. Aunque todavía es pronto para confirmar vida extraterrestre, el hallazgo podría ser el más prometedor hasta ahora.

POR REDACCIÓN

17 de abril de 2025
Está habitado, o incluso es habitable. Foto: gentileza. 

La ciencia volvió a encender una de las preguntas más profundas de la humanidad: ¿estamos solos en el universo? Astrónomos del equipo liderado por Nikku Madhusudhan, de la Universidad de Cambridge, detectaron una posible señal de vida en el exoplaneta K2-18b, ubicado a 120 años luz de la Tierra.

A través de observaciones realizadas con el telescopio espacial James Webb, los investigadores encontraron indicios de sulfuro de dimetilo, una molécula que en la Tierra solo se produce mediante procesos biológicos, principalmente por algas marinas. La presencia de esta sustancia en otro planeta, según el equipo, podría ser una biofirma que señale actividad biológica fuera de nuestro planeta.

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“Es la primera vez que la humanidad observa posibles biofirmas en un planeta habitable”, aseguró Madhusudhan durante una conferencia de prensa. No obstante, remarcó que todavía es pronto para sacar conclusiones definitivas: “A nadie le interesa afirmar prematuramente que hemos detectado vida”.

¿Qué es K2-18b y por qué es tan especial?

K2-18b es un subneptuno, un tipo de planeta más grande que la Tierra pero más pequeño que Neptuno, descubierto en 2017 por astrónomos canadienses. No tiene equivalente en nuestro sistema solar y ha sido objeto de estudio desde entonces. En 2021, los científicos propusieron que podría ser un planeta “hicéano”, término que combina “hidrógeno” y “océano”, con una superficie cubierta por agua líquida y una atmósfera rica en hidrógeno, metano y compuestos de carbono.

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La nueva evidencia se obtuvo mientras el planeta pasaba frente a su estrella. En ese momento, su atmósfera se iluminó y permitió que el telescopio Webb detectara cómo la luz cambiaba de color al atravesarla. Ese patrón reveló la posible presencia de sulfuro de dimetilo, junto con otra molécula similar, el disulfuro de dimetilo.

Precaución y próximos pasos

A pesar del entusiasmo, la comunidad científica mantiene la cautela. Investigadores como Stephen Schmidt, de la Universidad Johns Hopkins, advierten que los hallazgos son solo indicios y que todavía no se puede asegurar que K2-18b sea habitable.

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Otros científicos plantean dudas sobre la verdadera naturaleza del planeta: podría tratarse de una roca gigante con un océano de magma y una atmósfera tóxica, lejos de ser un entorno favorable para la vida.

Además, la validación del hallazgo requiere experimentos de laboratorio que reproduzcan las condiciones de K2-18b para comprobar cómo se comporta el sulfuro de dimetilo en ese entorno.

Futuro de la astrobiología

El descubrimiento abre una puerta prometedora, pero también pone en foco el futuro de la exploración espacial. Investigadores advierten que recortes presupuestarios en la NASA, como los que estarían impulsando sectores del gobierno estadounidense, podrían frenar drásticamente la búsqueda de vida fuera de la Tierra.

Mientras tanto, el telescopio Webb continuará estudiando el exoplaneta, y nuevas misiones están en desarrollo para profundizar la investigación. Como dijo la científica Nikole Lewis, de la Universidad de Cornell:

“No estoy gritando ‘¡extraterrestres!’, pero siempre me reservo el derecho a gritar ‘¡extraterrestres!’”.

La ciencia avanza con cautela, pero cada paso nos acerca un poco más a responder una de las preguntas más antiguas de la humanidad.

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