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Provinciales > Pasión por los clásicos

Autos antiguos: cruzaron a Chile por Agua Negra en tres Ford A

La aventura de tres fanáticos incluyó arreglar un motor a 3900 msnm y una bocina de tanto saludar automovilistas y curiosos. Cómo sigue el recorrido.

26 de marzo de 2023

Henry, la Sport Coupe Ford A, de color bordó y techo blanco, cumplió los 93 años en febrero pasado. Parece raro hablar de un vehículo como si fuera una persona, pero su propietario, el sanjuanino Alfredo Rodríguez, se refiere a él de esa manera. Y tiene sentido el trato humano, después de que ese auto casi centenario aguantara junto con otros dos clásicos el viaje de San Juan a Chile por el Paso de Agua Negra.

Los tres Ford A, Henry el sanjuanino y los otros dos de Buenos Aires, partieron el pasado 20 de marzo hacia Las Flores y de ahí hicieron la travesía el martes 21 trepando hasta los  4800 msnm que tiene el paso iglesiano para llegar a Coquimbo. Desde ese día, se encuentran encantando a turistas y chilenos en las playas y rutas del país vecino.

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Banderines, calcos y otras señas de una vida aventurera señalan a los tres clásicos.

Según contó Alfredo a DIARIO HUARPE, el viaje empezó con una organización minuciosa hace meses y es la primera vez que autos fabricados entre 1929 y 1931 cruzan a Chile por San Juan. “Yo pertenezco a la Asociación Amigos de Automóviles Antiguos de San Juan y también a la CAFA, Club Amigos del Ford A, que es nacional, y ninguno tiene registrada una travesía así”, explicó este fanático de los antiguos.

Lo que lograron Alfredo y sus dos compañeros de viaje, Norberto Iglesias y Horacio Vissani, quienes empezaron el trayecto en Buenos Aires, es realmente una aventura para pocos. Los tres hombres hicieron el recurrido con autos originales, que tiene una velocidad máxima de 80 km/h, aunque en general los manejan a unos 65 km/h y toda la mecánica hecha a principios de siglo pasado.

Además de los dueños de los autos y los mecánicos, viajaron otros fanáticos con ellos.

El segundo día fue el más duro, contó Alfredo. Después de dormir en Las Flores y partir temprano a hacer aduana tuvieron el inconveniente mecánico más complicado en plena cordillera. “Tuvimos que hacer un cambio de biela, abrir el motor, sacar la tapa de cilindro en pleno camino de ripio, antes de la Quebrada de San Lorenzo a 3800 msnm”, contó.

Los tres hombres viajan con acompañante dentro del vehículo y también una camioneta que lleva equipaje y repuestos, pero no siempre es un cambio de pocos minutos, menos con un auto del año 30. “El cojinete quedó chico y lo rectificamos en el lugar, con una lija, también le agregamos unos suplementos hasta con papel de cigarrillo, todo en una zona donde apenas hay dos carriles y camino de tierra”, contó. Pasaron cinco horas, pero finalmente continuaron comino y el Ford A sigue con ese arreglo hasta este sábado funcionando.

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El motor de uno de los autos tuvo una falla grave y tuvieron que arreglarla a mitad de cordillera.

Después de esto tocó seguir subiendo y la puna, pero las tres joyitas respondieron mucho mejor que algunos más modernos y no hubo vehículos apunados, todo gracias al diseño original. “El Ford A tiene una particularidad, al ser un ciclo de alta y baja, tiene una aguja que regula el paso de combustible, entonces le cerramos para que pase menos nafta. Íbamos más lento, pero nunca se apunaron”, contó Alfredo, orgulloso de su máquina, que en San Juan se lo ve circular seguido porque es el auto “del día a día”.

En el ripio y a 3800 msnm, estos especialistas cambiaron una biela del clásico de 1930.

El grupo iba preparado. Si bien los pilotos conocen sus máquinas y, como explicó Alfredo, la computadora es el conductor que va escuchando si necesita más o menos combustible o si por ejemplo es necesario cambiar el punto del distribuidor, también llevaban un mecánico extra, repuestos de todo tipo, cubiertas y ruedas y hasta un tubo de oxígeno y oxímetros por si los apuntados eran ellos.

Con todo esto, llegaron a la aduana chilena cerca de las 20 y después de descansar siguieron hasta Viña del Mar, donde se convirtieron en una atracción para todos. Los vehículos llevan sticker y banderas, una argentina y la otra chilena, además de que llamativos por sí mismo porque los tres parecen recién sacados de fábrica.

Luciendo las máquinas en la costa chilena.

Si bien tuvieron que arreglar otras cosas, como soldar un radiador en Coquimbo, una de las fallas mecánicas recientes es más anecdótica que problemática: a Alfredo se le rompió la bocina de tanto saludar en las calles. “Todos nos saludan, incluso en la Ruta 5, donde todos van rápido. Nos han pedido fotos hasta los carabineros, donde paramos se agrupa la gente”, contó entusiasmado el sanjuanino.

Todavía les quedan más aventuras por delante y después de unos días en la playa luciendo sus máquinas, el equipo volverá a través de Mendoza. El lunes tienen una reunión con el Club Ford A de Chile y luego volverán a San Juan. Mientras tanto, los tres autos siguen deslumbrando en cada lugar al que van y sus dueños ya están pensando en que el año que viene volverán a cruzar Los Andes y planean invitar a otros entusiastas de los clásicos.  

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