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Las historias de dos sanjuaninas que aprendieron a querer las cicatrices que les dejó el cáncer de mama

Una eligió embellecer la marca de la mastectomía con un tatuaje. La otra, optó por dejarla como está para mirarla orgullosa todos los días.

19 de octubre de 2021

Cáncer no es igual a muerte y tener una sola mama no es el fin de la vida, ese es el mensaje que las sanjuaninas Ivana Castro y Daniela Illanes Fernández transmiten con su ejemplo. Ambas tuvieron cáncer de mama y debieron someterse a mastectomía, pero lo superaron y ahora quieren la cicatriz que les dejó esa etapa de su vida. En el Día Mundial de la Lucha contra el Cáncer de Mama, compartieron sus testimonios a DIARIO HUARPE.

15 años después de la mastectomía que le realizaron por el cáncer de mama que tenía, Ivana quiere cerrar esa etapa de su vida. Decidió hacerse un tatuaje sobre la cicatriz que la enfermedad, a la que recuerda como violenta, le dejó.

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En 2006, con 29 años y un hijo de cinco meses, Ivana recibió el diagnóstico de cáncer de mama. Desde que sintió una pelota en su pecho mientras alimentaba a su hijo hasta que le tuvieron que extirpar el tumor sacándole una mama, no pasó más de un año.

El proceso que le tocó vivir fue, en sus palabras, duro y agresivo. El cáncer, de grado tres, avanzó rápido. Apenas recibió el diagnostico inició con sesiones de quimio y radioterapia, poco tiempo después le realizaron una primera cirugía.

Le generaba tristeza ser joven, con hijos chicos, y tener que pasar por eso. Pero lo mismo que le entristecía le daba fuerzas.  “Tenía que seguir adelante por ellos”, expresó Ivana a este medio.

A los seis meses de detectado, descubrieron que había hecho metástasis en los ganglios y le sacaron la mama izquierda. Luego, continuó con quimioterapia durante un año. Había perdido el pelo, las cejas y las pestañas, pero  agradecía a Dios que no haya hecho más metástasis. En 2008 terminó el tratamiento y hasta el día de hoy el cáncer no volvió.

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Para terminar de darle un fin, quiso hacerse una reconstrucción mamaria, pero en su caso es complicado y, al preguntarse “¿Realmente quiero pasar de nuevo por un quirófano?”, respondió que no. Así eligió un cierre alternativo y poco convencional, un tatuaje.

Tiene 44 años y cree que es una “locura” tatuarse a esta altura, sin embargo, está ansiosa y feliz. Se lo hará Lily Munster, de forma gratuita, como parte de la ONG Trazos de Luz. “Cuando te pasan estas cosas tenés que hacer un duelo y proceso de aceptación. Me llevó mucho tiempo, pero es momento de cuidarme y pensar en mí, de hacer lo que me gusta”, explicó Ivana. Para ella, el tatuaje sobre la cicatriz significa “cerrar un ciclo de dolor con algo muy bonito”.

El cáncer de mama también le tocó a Daniela Illanes Fernández. Fue en mayo de 2020, a sus 33 años, cuando sintió un bulto grande en una mama. Aunque no pensó que podía ser cáncer, se hizo atender. Tenía un tumor maligno. Al contar esto, resaltó que se siente agradecida porque el suyo haya sido palpable y destacó la importancia de la consulta médica: “El cáncer es silencioso y no siempre puede chequearse en la autoexploración, por eso es fundamental hacerse controles”.

La quimioterapia le daba miedo. Daniela suele ser abordada por crisis de pánico y ansiedad, sumado a que no le agradan los procedimientos médicos. Para calmarse, buscó alternativas naturistas que le resultaban más familiares. Así, conoció otras formas de relacionarse con el cáncer. Acompañó las ocho sesiones de quimioterapia con meditación, cambios en los hábitos alimenticios, oraciones, Reiki, musicoterapia y bioterapia. Se abocó tanto que ahora es terapéutica holística a nivel superior.

Pese a la forma positiva en la que decidió vivir la enfermedad, atravesó difíciles momentos. La pérdida de pelo le resultó muy dura, incluso tuvo tapado el espejo de su casa durante varios meses. La mastectomía también significó dolor. “Me costó, pero pensé, ‘prefiero vivir’”, recordó Daniela.

Ahora lo ve de otra forma, incluso tiene un refrán que compartió entre risas: “El pelo vuelve a crecer y una teta no te hace menos sexy”. Con esta postura, no quiso hacerse una reconstrucción, ni tocar la cicatriz de la mama. “Es mi marca, me encuentro en la cicatriz, me encanta verla, es superación”.

Con la enfermedad superada, acompaña a otras mujeres en sus tratamientos. Creó un grupo de WhatsApp, llamado ‘Cáncer de mama nueva esperanza’, en el que las más de 500 integrantes comparten sus experiencias, se animan y aconsejan. Todas comparten la misma premisa: “El cáncer no es sinónimo de muerte”.

Semana de concientización sobre el cáncer de mama

Del 19 al 22 de octubre, de 8.30 a 12 horas, habrá Unidades Sanitarias Móviles que realizarán mamografías en la Plaza del Teatro Bicentenario. La iniciativa está destinada a mujeres mayores de 40 años. Las demás mujeres podrán realizarse controles preventivos sobre el cáncer de mama.

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