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Samuel y Germán, los músicos que con sus notas dan una caricia al alma
Por David Silva
Los caminos de la Peatonal se convierten, a menudo, en escenarios que rompen la cotidianeidad del microcentro sanjuanino. Artistas de toda la provincia y géneros tiñen con su creatividad las mañanas y atardeceres del horario comercial de las cuatro esquinas que son el motor de la economía local. Pero con la llegada del coronavirus, la incertidumbre y el miedo se convirtieron en el nuevo repertorio cotidiano de la vida de los sanjuaninos. Samuel Campos y el venezolano Germán Yanez, dos violonchelistas y artistas callejeros, vieron entonces su único escenario y sustento clausurado: la calle. Con la llegada de la nueva normalidad, ahora se dan cita todas las mañanas en esos caminos para darle una esperanza al futuro incierto y cambiar un poco el panorama con su violonchelo y un variado repertorio de música local, adornada con el tenor y elegancia de la música clásica.
“Trabajar en la calle tocando y haciendo música para mí es un privilegio, más en este espacio. Es importante llevar en este tiempo de crisis música a los corazones de la gente”, dijo Samuel, de 26 años, a DIARIO HUARPE mientras prepara su instrumento para dar otro espectáculo callejero a los transeúntes y curiosos que se detienen a escucharlos.
Tal como la pandemia, el violonchelo no es un instrumento común de ver en las calles y Samuel y Germán son conscientes de ello. Hasta podría decirse que es un recurso que ellos mismos usan. “Es un instrumento que la gente no está acostumbrada a ver y escuchar y eso también hace algo especial llevarles nuestra música”, comenta Samuel.
El joven de 26 años comenzó su carrera musical a los siete años en la Escuela de Música de la provincia. Nacido en una familia de músicos, fueron sus padres quienes lo motivaron a elegir el violonchelo. “Yo era muy chico para decidir y mis papás eligieron el violonchelo. Con el tiempo me di cuenta de que no se equivocaron”, recuerda Samuel.
A medida que fue creciendo, conoció el bajo eléctrico y lo adoptó como su segundo instrumento, llegando a tocar en una banda de rock, participar en concursos y tocar frente a un amplio público. Pero su vida en los escenarios cambió con la llegada del coronavirus a la Argentina y cuando conoció a su ahora colega y compañero de trabajo, el venezolano Germán Yanes de 30 años.
“Cuando llegue a la Argentina viví un tiempo en Buenos Aires y luego me vine a San Juan por ser un lugar con muchas propuestas culturales. Es una ciudad muy musical”, dice Germán.
Nació en Caracas y alentado por su madre empezó a estudiar música. Él quería tocar el saxo, pero la falta de ese instrumento lo llevó a tocar el violonchelo hace diez años. La crisis social y económica lo llevó a emigrar de su Venezuela natal hacía la Argentina, donde las circunstancias de la vida lo trajeron hasta San Juan, donde hoy reside y donde desde hace dos años empezó a ocupar sus anchas calles como escenario junto Samuel.
El repertorio es amplio: desde canciones de rock populares hasta milongas arrabaleras que con el tono grave y acústico toman un sonido nuevo que le da un nuevo aire a la peatonal sanjuanina.
“La música nos ha ayudado en tiempo de pandemia por ser un recurso que nos conecta con otra dimensión y tiene ese poder de sanar y calmarnos. La música también me ha ayudado adaptarme a esta ciudad”, reflexiona el hombre de Caracas.
Con sus barbijos puestos, la marca registrada de los tiempos que corren, el dúo musical adorna las tardes y mañanas de los sanjuaninos con melodías para todas las edades y gustos. No falta, de vez en cuando, el curioso que se acerca a preguntar que instrumento es o el experimentado músico que se acerca para felicitarlos por su talento. De a poco, y junto a otros artistas, se van convirtiendo una postal típica del microcentro, en estas épocas atípicas.
“Me gusta pensar que hemos ayudado a la gente, aunque sea con un granito de arena para pasar este momento de miedo e incertidumbre. Creo que he sido un privilegiado en este tiempo porque los artistas culturales han sido muy golpeados por la crisis y yo puedo seguir tocando. Hemos podido regalar un poco de nuestra música y sentirnos satisfechos”, dice Samuel que ve su futuro todavía tocando el instrumento que aprendió a amar.
Por su parte, Germán planea devolverle algo al país y ciudad que lo acogió, San Juan: “Me veo haciendo música en la calle haciendo música para las generaciones futuras. En una academia de violonchelo para los niños, niñas y jóvenes de san juan. Me veo plantando una semilla y me gustaría formar parte de una academia de chelo para los niños y niñas de San Juan” cerró.
Con protocolo y distanciamiento, todos pueden tener un asiento de primera fila en el escenario de la Peatonal de San Juan para deleitarse con el talento y repertorio de Samuel y Germán.