El Cronista > Recta final
Sin Alberto ni Cristina y en un estadio repleto, Massa y Kicillof dieron señales del nuevo liderazgo peronista
POR EL CRONISTA PARA DIARIO HUARPE
Más que un acto político el de Arsenal de Sarandí fue un acto de fe de un peronismo que perdió las PASO del 13 de agosto, pero que pelea la entrada a la segunda vuelta. Además fue la reivindicación del peronismo en el Día de la Lealtad y del poder de los intendentes del Conurbano bonaerense que movilizaron hasta hacer estallar el estadio de Avellaneda. Sin Alberto Fernández ni Cristina Kirchner fue fundamentalmente la explicitación de un liderazgo en construcción. Más allá de lo que suceda el domingo, el candidato a presidente Sergio Massa y el gobernador Axel Kicillof -que busca su reelección- quedarán a la cabeza de Unión por la Patria con el madrinazgo de bajo perfil que asumió la Vicepresidenta.
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Los nuevos tiempos de la política obligaron a un acto con sol y con un retraso planificado de una hora -se convocó a las 16, pero todos sabían que no arrancaría antes de las 17- y solo tres discursos que en total duraron apenas 45 minutos.
Aunque fue el cierre de campaña de Buenos Aires como principal distrito electoral -así lo dijo Massa y así lo muestra la estrategia de esta última semana- ofició como un final nacional. Este miércoles el candidato a presidente acompañará a Leandro Santoro en Capital en un conversatorio con jóvenes y el jueves visitará una fábrica, dos postales de una estrategia electoral acomodada a los discursos en redes sociales.
El candidato a presidente resaltó el rol de la provincia de Buenos Aires e incluso pidió disculpas al otro gobernador presente, el tucumano Juan Manzur. "Gran parte del triunfo va a ser el producto del esfuerzo de los compañeros de la provincia de Buenos Aires", admitió el tigrense y agradeció a Kicillof a quien también le prometió que a partir del 10 de diciembre "la lucha contra la inseguridad va a ser una lucha personal".
Kicillof pidió votar boleta completa
Kicillof también dejó una advertencia para desalentar a los intendentes que pudieran promover el uso de tijeras y salvar su territorio. "La provincia de Buenos Aires no se salva sola" subrayó casi en un grito y recordó que fue una decisión política que la elección fuera conjunta. "No alcanza un gobierno local, no alcanza con la provincia, necesitamos un proyecto nacional", alertó. "En esta elección hay mucho en riesgo, pero también mucho por defender: la boleta completa de Unión por la Patria es un escudo para proteger los derechos de nuestro pueblo y un impulso para avanzar hacia un futuro mejor", agregó.
Como representante del kirchnerismo duro asumió lo que algunos preguntan en susurros, si ese espacio juega a perder la elección y a retener solo Buenos Aires. "No vamos a menos vamos a más" volvió a subir la voz para pedir el voto a favor de Massa como garantía de los derechos que enumeró.
Massa y Kicillof se necesitan mutuamente y necesitan que el domingo la boleta entre completa a las urnas, desde la categoría de intendentes a presidente de la Nación. Por eso el pedido a la primera fila del Arsenal donde se vio a intendentes como Mario Secco (Ensenada); Federico Achaval (Pilar); Fernando Espinoza (La Matanza); Ariel Sujarchuk (Escobar); Mariano Cascallares (Almirante Brown); Gustavo Menéndez (Merlo); Lucas Ghi (Morón); Mariel Fernández (Moreno) y los Granados, "El Sheriff" y su hijo Gastón que fue su interino y ahora aspira a sucederlo en Ezeiza.
Nuevos liderazgos en el peronismo
Arriba y debajo del escenario los dichos, las presencias y los hechos dibujan la nueva postal del oficialismo tras varias crisis internas que terminaron con la ruptura del diálogo entre el Presidente y la Vicepresidenta y permanentes internas en lo que fue el Frente de Todos. Corrida de las candidaturas, CFK instó a los dirigentes a "tomar el bastón de mariscal" y ejercer el poder. Massa y Kicillof le tomaron la palabra desoyendo algún celo interno.
Además de los intendentes, entre ellos varios de los más leales que no dudaron en pasar de pedir por Cristina Presidenta a militar la boleta de Massa, estuvieron los ministros Gabriel Katopodis, Santiago Cafiero, Aníbal Fernández y Victoria Tolosa Paz. Con mate en la mano alentó Malena Galmarini -la esposa de Massa- y su hermano Sebastián Galmarini, pero también una parte importante del sindicalismo.
Si algo mostró el acto fue lo que aprendió Kicillof sobre el justicialismo. Se expresó muy agradecido con el sindicalismo y hasta logró que Hugo Moyano lo aplaudiera de pie. Un poco alejado estuvo el otro camionero, Pablo Moyano, junto a Hugo Yasky (CTA), Abel Furlán (UOM), Gerardo Martínez (UOCRA) y entre otros el siempre presente Roberto Baradel de los docentes bonaerenses.
Esta vez el protagonismo lo tuvieron en exclusiva Massa y Kicillof, presentados brevemente por el anfitrión, Jorge Ferraresi. Máximo Kirchner, primer candidato a diputado nacional, se quedó en primera fila junto a Cecilia Moreau, titular de la Cámara de Diputados; el ministro del Interior Eduardo "Wado" de Pedro; el ministro Andrés "Cuervo" Larroque y Carlos Bianco, el asesor más cercano a Kicillof.
El lugar de Kirchner hijo fue otra señal no solo protocolar sino política. En el último acto en un estadio, en Ensenada, Kirchner cuchicheaba con Martín Insaurralde, hasta ese momento jefe de gabinete bonaerense. Días después estalló el escándalo por el viaje en yate y los gastos inexplicables del lomense que embarraron una campaña en la que Unión por la Patria creía subir en votos y recuperar la agenda.
Tal vez no haya sido inocente el agradecimiento de Kicillof a su gabinete por el esfuerzo en la campaña electoral, un esfuerzo mayor después de las imágenes que los obligaron a dar explicaciones y pedir la renuncia de Insaurralde.
Las promesas de Sergio Massa
En el cierre Massa quiso mostrarse distendido y no usó el atril. Micrófono en mano caminó por el escenario. De arranque se mostró ganador. "Se va a hacer realidad el domingo, estamos dando vuelta la historia, estamos construyendo la victoria de Unión por la Patria el próximo domingo" entusiasmó a los militantes que los organizadores calcularon en 40000 personas adentro y otras 20000 afuera.
En sintonía con lo que él mismo prometió en toda la campaña, en su doble rol de ministro y candidato, Massa dijo que a partir del 10 de diciembre empezará un gobierno distinto, que convocará a la unidad nacional sobre la base de 10 políticas de Estado que incluyan empleo y Derechos Humanos entre otros temas, y con políticas para recuperar el salario. Para lograrlo, avisó, necesita que salgan a convencer a los que aún tienen dudas. Y en sintonía con el kirchnerismo repitió que irá por otra renegociación con el FMI.