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San Pío de Pietrelcina: historia, milagros y la oración para pedir su intercesión

Cada 23 de septiembre, fieles de todo el mundo conmemoran a San Pío de Pietrelcina, el sacerdote estigmatizado que dedicó su vida a la oración, el cuidado de los enfermos y la construcción de hospitales.

POR REDACCIÓN

Hace 2 horas
San Pío de Pietrelcina murió el 23 de septiembre de 1968. (Foto gentileza)

San Pío de Pietrelcina, nacido como Francesco Forgione el 25 de mayo de 1887 en Pietrelcina, provincia de Benevento, Italia, es venerado en todo el mundo por su vida de oración, servicio y milagros. Desde niño mostró una sensibilidad espiritual notable, con primeras apariciones del Sagrado Corazón de Jesús a los cinco años y, posteriormente, de la Virgen María, que lo acompañarían durante toda su vida.

En enero de 1903 ingresó a la Orden de los Frailes Menores Capuchinos y fue ordenado sacerdote el 10 de agosto de 1910. Tras enfrentar problemas de salud que lo obligaron a volver a su pueblo natal, continuó su labor espiritual y social, recibiendo el 20 de septiembre de 1918 los estigmas de Cristo en manos, pies y costado, convirtiéndose en el primer sacerdote estigmatizado. Según relató en una carta, “en medio de las manos apareció una mancha roja, del tamaño de un centavo, acompañada de un intenso dolor. También debajo de los pies siento dolor”.

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San Pío proyectó y concretó la construcción del hospital “Casa del Alivio del Sufrimiento”, inaugurado en 1956, destinado al cuidado de los enfermos y considerado el más importante del sur de Italia. Falleció el 23 de septiembre de 1968, dejando un legado de santidad y numerosas conversiones atribuidas a su intercesión. Fue canonizado el 16 de junio de 2002 por el papa Juan Pablo II.

Para pedir su ayuda, los fieles pueden rezar una novena que incluye súplicas por las propias intenciones y la recitación de un Padre Nuestro, un Ave María y un Gloria. El primer día, la oración dice:

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"Amadísimo Santo Padre Pío de Pietrelcina, tú que has llevado sobre tu cuerpo los estigmas de Nuestro Dios Jesucristo. Tú que también has llevado la cruz por todos nosotros, soportando los sufrimientos físicos y morales que te flagelaron continuamente el alma y el cuerpo, en un doloroso martirio. Te rogamos, intercedas ante Dios todopoderoso para que cada uno de nosotros sepa aceptar las pequeñas y grandes cruces de la vida, transformando cada individual sufrimiento en un seguro vínculo que nos ata a la vida eterna."

La conmemoración del 23 de septiembre invita a recordar su ejemplo de fe, sacrificio y amor al prójimo, promoviendo la oración y la reflexión sobre los milagros y la dedicación a los más necesitados.

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