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“El agua es vida y dignidad”: Dalmiro Agüero alza la voz en Las Trancas
Durante la campaña “Unidos por el Agua” en Las Trancas, Dalmiro Agüero, referente de la comunidad huarpe Pinkanta, denunció el abandono estatal y que la crisis hídrica es usada como excusa para provocar el despojo territorial.
El pasado sábado 4 de octubre, en el árido extremo sureste de la provincia de San Juan, la comunidad de Las Trancas fue el epicentro de una jornada que combinó solidaridad y articulación social en defensa de los derechos humanos y ambientales. Hasta allí llegó la campaña “Unidos por el Agua”, impulsada por DIARIO HUARPE junto a una quincena de organizaciones, instituciones y empresas, con el objetivo de llevar donaciones, pero, sobre todo, visibilizar un reclamo que lleva más de dos décadas: la urgente construcción del acueducto Encón–Las Trancas y la llegada efectiva del agua del Río San Juan hasta las olvidadas Lagunas de Guanacache.
Entre quienes alzaron la voz con fuerza y claridad estuvo Dalmiro Gustavo Agüero, referente de la comunidad indígena Pinkanta. Aunque actualmente Dalmiro reside en Encón, su trabajo territorial lo conecta con cada rincón del sureste sanjuanino. Consciente del deterioro ambiental y humano de la región, Agüero advirtió que “hace más de 20 años que no vemos correr el agua por el río” y que esta falta no es casual: “al principio nos decían que era por la sequía o el cambio climático, pero la realidad es otra la razón. Nos dimos cuenta de que eran otros intereses que van más allá de lo ambiental”.
Agua, derechos y territorio: la raíz de una crisis invisibilizada
La situación hídrica que atraviesa el sureste sanjuanino, principalmente Las Trancas y otras localidades cercanas, es crítica. El corte del riego histórico de esta región, ha acelerado un proceso de desertificación que pone en jaque la subsistencia de la población humana, animal y vegetal.
“La falta de agua genera desarraigo”, dijo Agüero, y recordó que esta carencia afecta no solo a la producción agrícola y ganadera, sino también al ecosistema en el que habitan, a derechos básicos y a la identidad cultural.
A pesar del abandono estatal y la precariedad estructural, las comunidades se mantienen firmes en sus tierras.
“Estamos arraigados culturalmente a estos lugares. Sabemos de dónde venimos, por eso luchamos por seguir estando”, expresó el referente con una convicción que conmovió a todos los presentes en el encuentro.
Un modelo que expulsa: la política del despojo
Para Agüero, lo que ocurre en la región no puede entenderse sin hablar de política. Y lo dijo sin eufemismos: “Esta es una situación política. No se trata solo del clima, sino de decisiones. Las políticas no están a favor del pueblo. Están manipuladas por grandes terratenientes que planifican el despojo y empujan a nuestras comunidades a un callejón sin salida, para que nos vayamos”.
El reclamo por el acueducto Encón–Las Trancas y la llegada del agua a las Lagunas de Guanacache no es solo una demanda técnica o ambiental. Es una defensa del derecho a vivir, a producir, a permanecer en el territorio.
“Necesitamos que se entienda que el agua no es un lujo: es vida, es dignidad”, remarcó Agüero.
“Unidos por el Agua”: una esperanza colectiva
En este contexto de resistencia, la campaña “Unidos por el Agua” fue recibida con esperanza por el pueblo indígena. Para Agüero, la jornada fue “muy productiva” no solo por las donaciones recolectadas, sino por lo que significó en términos de visibilización y articulación social. Destacó especialmente la participación de jóvenes, quienes representan el futuro de nuestra sociedad.
“Hay que enseñarles lo que está pasando, para que defiendan el territorio mañana. Porque si no lo hacemos ahora, no quedará nada para ellos después”, afirmó.
Finalmente, Agüero agradeció la presencia de DIARIO HUARPE y de las más de 15 organizaciones que participaron de la campaña: “Que estén acá es fundamental, porque necesitamos que se hable de esto y que no se olvide”.
Una lucha que no se rinde
Las palabras de Dalmiro Agüero reflejan no solo el dolor de décadas de abandono, sino también la fuerza de quienes no se resignan. La campaña “Unidos por el Agua” fue un oasis en medio del desierto, pero el camino por delante es largo. Las comunidades del sureste sanjuanino no piden privilegios: exigen justicia. Y como bien dijo Agüero, “sabemos quiénes somos, y por eso, no nos vamos a rendir”.