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El presupuesto 2026 proyecta la inversión en educación más baja en 10 años
El proyecto oficial prevé que el gasto en "Educación y Cultura" caiga al 0,75% del PBI, eliminando el piso legal del 6%. Se consolida así una década de desinversión en el sector.
POR REDACCIÓN
El proyecto de Presupuesto Nacional para el año 2026, enviado por el gobierno del presidente Javier Milei al Congreso, consolida una tendencia de retroceso en el financiamiento del sistema educativo. Según un análisis realizado por el centro de estudios Argentinos por la Educación, la inversión nacional en "Educación y Cultura" caería al 0,75% del Producto Bruto Interno (PBI), marcando el nivel más bajo de los últimos diez años.
Este dato adquiere mayor relevancia en el contexto de una medida estructural: la derogación del artículo 9 de la Ley de Educación Nacional, que establecía un piso mínimo de inversión educativa equivalente al 6% del PBI. Con esta modificación, el financiamiento del sector queda sujeto a la discrecionalidad fiscal anual, sin un respaldo legal que garantice un monto mínimo.
La trayectoria del gasto educativo nacional evidencia un deterioro sostenido. Desde su punto máximo en 2015, cuando representaba el 1,59% del PBI, la inversión ha perdido más de la mitad de su peso relativo en la economía. En términos reales, el gasto pasó de $12,9 billones (a valores constantes de 2025) en aquel año, a una proyección de $6,8 billones para 2026. Aunque este último monto implica una leve recuperación del 8% respecto a 2025, se enmarca en una contracción general del gasto público, por lo que la participación de la educación dentro del presupuesto total continúa disminuyendo.
Cambios en la distribución de los recursos
El análisis del proyecto presupuestario revela un redireccionamiento de las prioridades de gasto. Si bien la Secretaría de Educación, bajo el Ministerio de Capital Humano, experimenta un aumento nominal del 17,9%, este incremento se diluye ante una inflación proyectada del 13,8%, resultando en una suba real de apenas un 3,6%.
Dentro de este nuevo esquema, se destacan dos movimientos principales:
- Fortalecimiento del Plan Nacional de Alfabetización (PNA): Su presupuesto crece un 78,9% de forma nominal, impulsado principalmente por una partida destinada a la universalización de la jornada extendida, que absorberá el 82% de sus fondos. No obstante, este aumento contrasta con recortes severos en otras áreas del mismo plan, como las acciones complementarias (-96,9%) y la formación docente en alfabetización (-25,2%).
- Recortes en infraestructura y tecnología: Partidas clave como infraestructura y equipamiento escolar sufrirán una reducción nominal del 62,9%. Asimismo, programas emblemáticos como "Conectar Igualdad" desaparecen por completo del proyecto de ley, y la formación tecnológica verá un recorte del 49,6%.
Las universidades y el debate sobre el financiamiento
Las universidades nacionales continúan siendo el principal destino del gasto educativo, concentrando el 77% del presupuesto de la Secretaría de Educación. Sin embargo, para 2026, este rubro experimentaría un aumento real mínimo, estimado en un 0,8%, que podría volverse negativo si la inflación supera las previsiones oficiales.
Expertos consultados en el informe manifiestan su preocupación. Para Juan Doberti, docente e investigador de la UBA, el proyecto "consolida el desfinanciamiento educativo" y refleja un Estado que "restringe su rol a un magro sustento económico de las universidades nacionales y deserta del sostenimiento de la mayoría de los programas para la educación básica".