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La odisea de dos familias que quedaron en la calle por el viento Zonda

Viven en el paraje Cristo Pobre que está en Médano de Oro. El fuego consumió sus precarias casas y hasta las huertas que tenían para alimentarse. Se quedaron en la calle.

23 de julio de 2019

“Hemos vivido un horror”, dijo entre lágrimas Fabiana Rodríguez, la jefa del hogar donde viven diez personas, entre mayores y menores. Ingresó a su casa para hacer de comer y de pronto se desató todo lo que vendría después. Las llamas comenzaron en cercanías a su vivienda pero nunca pensaron que las chispas iban a tomar una palmera que da justo en el frente de su casa. Con tan mala suerte, el ejemplar empezó a arder y producto del movimiento a causa del viento, el fuego se propagó hacia el techo. En pocos minutos perdió todo, al igual que Natalia Morales. Lo que viven ambas desde el fin de semana es una odisea porque se quedaron sin nada.

Por el viento Zonda que sopló este fin de semana último, un gran foco de incendio se desató en la zona del Médano de Oro en el departamento de Rawson. Dos viviendas del asentamiento Cristo Pobre terminaron alcanzadas por las llamas y las familias perdieron varias de sus pertenencias. Todo comenzó en la siesta del domingo cuando el fenómeno climático bajó a la superficie e hizo arder las secas pasturas que estaban alrededor de los hogares, tanto de los Rodríguez como también de los Morales.

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“Gracias a Dios, estaba mi hijo, él me ayudó, se subió al techo y comenzó a arrojarle agua para que el incendio cesara”, sostuvo. Además destacó la colaboración por parte de los vecinos que le tendieron una mano y fueron a socorrerla. Mencionó que los bomberos tardaron en acudir al pedido que había realizado una vez que inició el episodio.

El baño que quedaba en el patio se vio envuelto en una sola llamarada que lo hizo arder por completo al punto de extinguir sus paredes divisorias construidas con palo y caña. También la huerta familiar de la cual se proveían de alimentos quedó achicharrada por la ola de fuego. “Todo nuestro trabajo quedó carbonizado”, se lamentó Rodríguez.

A unos treinta metros de diferencia, Natalia Morales atravesó la misma situación. En su caso la desesperación fue aún mayor, ya que es madre soltera y tiene a su cargo siete niños. Con la preocupación de no volver a pasar por lo mismo que le tocó vivir hace más de tres años, tomó a sus hijos y salió de la vivienda. Ella se fue a vivir ahí ya que en el año 2016 se le quemó la vivienda.

Más allá de las pasturas que envolvían su vivienda, el fuego no consumió ese lecho familiar. Lo que sí devoró fue el lavarropas y varias prendas de vestir de los niños. Ambos hogares quedaron marcados por este hecho, de todos modos son conscientes que podría haber pasado a mayores si no contaban con la ayuda de sus vecinos. Tanto los Morales como los Rodríguez piden ayuda para poder seguir viviendo. Lo que más necesitan son alimentos y ropa de abrigo quienes deseen ayudar pueden comunicarse al 2644144803.

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