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Sociedad > Segunda Guerra Mundial

Mientras el mundo ardía, Argentina se declaraba neutral

El 4 de septiembre de 1939, el país daba a conocer su imparcialidad en el conflicto global que marcó un antes y un después en las relaciones geopolíticas.

04 de septiembre de 2019

Era una jornada como cualquier otra. Habían pasado tres días del estallido de la Segunda Guerra Mundial. El presagio de muerte y sangre se olía en el ambiente europeo. Los Aliados integrados por Francia, Polinia, Reino Unido y Gran Bretaña se enfrentaban a las Potencias del Eje de Alemania, Japón e Italia. En Argentina, Roberto Marcelino Ortiz, presidente por aquel entonces, declaraba la neutralidad del país en el conflicto.

Con la Década Infame a cuesta, Argentina transitaba una fuerte crisis económica arrastrada por la caída de las bolsas de 1929 y un marcado conservadurismo político. El Partido Comunista fue inicialmente negado a los sindicatos por su alineamiento a la Unión Soviética. Pese a un ejército formado y aceitado en modelos germánicos de plena Primera Guerra decidieron mantenerse al margen del conflicto.

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Muchas fueron las razones. La principal, es que así se habían mantenido en la Gran Guerra y en la del Pacífico. Como tradición no querían violar esa posición. Unos pocos dirigentes militares apoyaron a Adolf Hitler.

La guerra daba un pequeño impulso a la economía argentina, pero implicaba demasiados riegos para un país que pregonaba la paz. No eran tiempos para la venta de granos, esa historia había quedado atrás. Era hora de poner a girar los engranajes de las industrias.

Mientras miles perdían la vida, en el país resurgían las empresas para dosificar las materias primas. Con ello se daba impulso a la migración interna. Varias familias se mudaron del campo a la ciudad para comenzar de cero un proyecto de vida superador.

A medida que la contienda se agudizaba, las reacciones de los habitantes nacionales se complejizaban. Los partidos políticos principales y la clase intelectual apoyaban a los Aliados pero el vicepresidente Ramón Castillo, en reemplazo de Ortiz, mantenía la neutralidad.

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La situación cambió después del ataque japonés en Pearl Harbor y la subsiguiente declaración de guerra a Japón. Estados Unidos querían que todos los países latinoamericanos se unieran a los Aliados. La resistencia argentina motivó un embargo y bloqueo.

Con la caída de Castillo, llegó la Revolución del 43. Arturo Rawson, el presidente de aquel entonces, reconoció a un delegado de la embajada británica. Dijo que rompería relaciones con las Potencias del Eje y les declararía la guerra. Pero, así como llegó se fue. Pedro Pablo Ramirez le declara un golpe y terminó con su gobierno que duró tan solo tres días.

Ramírez designó como Ministro de Relaciones Exteriores al contralmirante Segundo Storni. Este declaró la guerra al Eje (Roma, Berlín y Tokio). A pesar de que Argentina no se unió a la guerra era cercana a los Aliados. Les enviaba varias partidas de alimentos.

En agosto de 1943 hubo una comunicación con Cordell Hull, secretario de Estado norteamericano, allí se le anticipó la intención de Argentina de romper relaciones con las potencias del Eje. El Partido Comunista dirigió política local en línea con las alineaciones diplomáticas de la Unión Soviética. Como resultado, apoyó la neutralidad y se opuso a la influencia británica en Argentina. La gran mayoría comenzó a mirar con buenos ojos a Perón y al nuevo gobierno en cambio. Juan Domingo y Edelmiro Farrell, del ministerio de guerra, adoptaron mejores relaciones con las uniones.

"Dicen que somos nazis, pero somos tan lejanos del nazismo como de cualquier otra ideología extranjera. Somos argentinos y queremos, sobre todo, el bien común para los argentinos”, dijo Perón.

Los Estados Unidos tomaron medidas más dura para aumentar la presión hacia Argentina. Todas las compañías nacionales sospechosas de tener lazos con el Eje eran puestas en listas negras. La ruptura de las relaciones genera malestar dentro del ejército. Ramírez decidió sacar a Farrell y Perón del gobierno. En febrero, Farrell se convirtió en el presidente de Argentina. Los Estados Unidos negaron su reconocimiento.

En enero de 1944 rompen relaciones con Alemania y Japón. El nuevo gobierno argentino tomó medidas para mejorar su imagen. Cese total del intercambio comercial con los países del Eje, cierre de publicaciones nazis, intervención de empresas alemanas, arresto de un número importante de espías nazis o sospechosos de serlo.

Formalmente la Argentina se une a los Aliados el 27 de marzo de 1945, durante el gobierno de Edelmiro Farrell. Durante la Segunda Guerra Mundial, 5.000 argentinos sirvieron a los tres servicios armados británicos, a pesar de que el país era oficialmente un país neutral.

La Armada Imperial Japonesa resultó derrotada por los Estados Unidos y la invasión del archipiélago japonés se hizo inminente. Tras el bombardeo atómico sobre Hiroshima y Nagasaki por parte de los Estados Unidos y la invasión soviética de Manchuria, la guerra en Asia terminó el 15 de agosto de 1945 cuando Japón aceptó la rendición incondicional.

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