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Salud y Bienestar > Según la ciencia

Perro o gato: cuál es la mejor mascota para una longevidad saludable

Expertos coinciden en que ambos animales aportan beneficios, pero el perro favorece más la salud mental, física y social en personas mayores.

POR REDACCIÓN

Hace 3 horas
Los expertos advierten que tener una mascota también implica responsabilidades. Foto: Gentileza

La elección entre un perro o un gato como mascota para personas mayores es un debate frecuente que va más allá de las preferencias personales, ya que impacta en la salud física, mental y emocional. El doctor en biología Jordi Olloquequi, autor de "Antiaging para el cerebro", afirmó con claridad que "las personas que tienen perros tienen un riesgo más bajo de desarrollar enfermedades neurodegenerativas". No obstante, reconoció que la compañía de cualquier mascota, sea perro o gato, contribuye a regular el estrés por el efecto relajante de acariciar a estos animales.

La neurocientífica Laura Elin Piggot, de la Universidad South Bank de Londres, explicó que tanto perros como gatos liberan oxitocina, conocida como la "hormona del amor", que fomenta la confianza y reduce el cortisol, la hormona del estrés. A pesar de que los gatos son más independientes, estudios recientes demostraron que unas breves caricias a un felino elevan los niveles de oxitocina en humanos, y que el ronroneo gatuno puede disminuir la frecuencia cardíaca y la presión arterial.

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Sin embargo, la respuesta en perros es más intensa. Un experimento de 2016 mostró que tras 10 minutos de juego, los perros aumentaron su oxitocina en un 57%, frente al 12% registrado en gatos. Este comportamiento está vinculado a que los perros son animales de manada que necesitan socializar, mientras que los gatos, como cazadores solitarios, tienden a ser más reservados, aunque pueden establecer vínculos profundos con sus dueños.

Olloquequi subrayó otro beneficio clave de tener perro para adultos mayores: la necesidad de pasearlos varias veces al día obliga a realizar actividad física regular, lo que mejora la salud general. Además, estos paseos fomentan la socialización, ya que las personas suelen intercambiar conversaciones sobre sus mascotas, estimulando la neuroplasticidad cerebral. "Por todas estas razones, tener un perro parece ser más neuroprotector que tener un gato", concluyó.

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Desde el punto de vista veterinario, la doctora Marisa López destacó que la elección debe adaptarse a cada persona. Para adultos mayores con movilidad reducida o que viven en departamentos, el gato es una compañía ideal por su bajo requerimiento de espacio y cuidado. En cambio, los perros pequeños convienen a quienes buscan estímulos físicos y sociales. Es fundamental seleccionar razas dóciles y de tamaño manejable para evitar riesgos y facilitar el cuidado.

La experiencia de dueños mayores confirma estas observaciones. Alejandro, de 76 años, asegura que su perro lo motiva a caminar tres veces al día, recorriendo unos cinco kilómetros diarios. Por su parte, Oscar Dinova contó cómo una perrita pequeña acompañó a su madre durante ocho años, combatiendo la soledad en la vejez y fortaleciendo un vínculo afectivo profundo.

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Sin embargo, los expertos advierten que tener una mascota también implica responsabilidades que pueden generar estrés, especialmente en personas mayores. Los psicólogos sociales Christophe Gagné y Catherine Amiot alertan sobre la importancia de evaluar si se dispone del tiempo, energía y recursos necesarios para cuidar adecuadamente al animal, ya que las exigencias pueden afectar el bienestar psicológico del dueño.

El veterinario Ricardo Bruno enfatiza que la decisión debe basarse en un análisis individualizado del estado y necesidades de cada adulto mayor. "No tiene sentido buscar qué especie es mejor sino seleccionar la que más se adecúe a cada situación en particular", afirmó. En tono humorístico, Oscar Dinova propuso: "Lo ideal sería tener dos. Un perro para afuera y un gato para adentro", siempre que se críen juntos para evitar conflictos.

En definitiva, aunque los perros parecen ofrecer mayores beneficios neuroprotectores y sociales para personas mayores activas, los gatos también aportan compañía y alivio emocional, especialmente en casos de movilidad limitada. La clave está en elegir la mascota adecuada según las condiciones y preferencias individuales, asegurando así una relación que promueva la longevidad y el bienestar integral.

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