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"Gabriel Dávila y los Ladrones del Amanecer" un sutil capricho producido por uno de los Bajofondo

Son canciones del músico sanjuanino Gabriel Dávila. El disco es un concierto en vivo y el álbum está producido por Martin Ferres, bandoneonista de Bajofondo.

30 de octubre de 2021

Gabriel Dávila presenta su nuevo álbum “Gabriel Dávila y los ladrones del Amanecer”, disco grabado en el Teatro del Bicentenario en febrero de este 2021. Virtuoso, el cantautor sanjuanino propone un cancionero que abarca los géneros de trova, indie, folclore y rock.

Según comentó Dávila a DIARIO HUARPE, el álbum nació de la propuesta e insistencia de Martín Ferra, bandoneonista de Bajofondo. Como si se tratara de un juego, ambos anotaron una lista de temas que les gustaba del repetorio original de Gabriel, de las coincidencias armaron lo que es el cuerpo de este disco.

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Ahora bien, cuando Dávila compone, lo hace para multitudes, de una forma orquestal así que este disco cuenta con la participación de un dream team de músicos, músicas y cantantes de San Juan. Ellos son:   Willy Herrera  en guitarra, Marcelo Laspiur en bajo, Matias Inostroza  en batería y percusión, Melisa Quiroga Cisella como mezzosoprano, Leonardo Quiroga Cisella como tenor, Pablo Quiroga Cisella como barítono, Indira Gonzales en violín, Elisa Montenegro en viola y Maite Benavides en violonchelo.

Canciones como relojes

Este disco es una colección de canciones. Canciones en la que cada cosa está pensada, se nota, Dávila cuenta que las partituras de cada tema se podría entregar e igual ser ejecutada.

Es un álbum cargado de sutilezas, lo ideal es escucharlo con tiempo y si es posible con auriculares. Es que hay violines que apenas se sienten y están ahí, y que acompañan melodías que se acoplan con voces corales. Donde hay instrumentos de cuerdas y hay la percusión da en el momento donde tiene que dar.

“Gabriel Dávila y los ladrones del Amanecer” es un disco hecho para el goce de quienes disfruten del lenguaje musical. De la música como instrucciones. Sin embargo, las canciones de este material están lejos de ser canciones acartonadas y estrictas. Canciones que funcionan como un reloj, pero que también atesoran el tiempo.

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La obra de Gabriel Dávila, hablando de su poética, tiene dos pilares lo cotidiano, lo pequeño y lo lúdico. Esto en el material está presente.  

“Hastayer” y “Cosas que pasan” son un muestrario de escenas íntimas y cómplices puestas en música. “Caral”, que ya había sido adelantada, es de esas canciones “chiquitas” pero que crean un universo sonoro y de imágenes apelando a la sinestesia y “Tantos clavos sueltos” y “Rock del Café y Que te vaya bien” son canciones en las que se notan que están jugando y la pasan bien.

El disco parece un capricho antes que un concepto. Un capricho de un grupo que hace de la música un espacio para vivir y disfruta del trayecto.

 

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