Economía
Inversores apuestan al oro frente a la recesión y tensiones comerciales
Ante el temor de una recesión global y el recrudecimiento de las tensiones comerciales entre Estados Unidos y China, el oro se mantiene firme como el activo refugio por excelencia. Su cotización superó los 3.000 dólares la onza, impulsada por la demanda de inversores y bancos centrales.
POR REDACCIÓN
En un contexto de creciente incertidumbre económica y escalada en las tensiones comerciales entre Estados Unidos y China, el oro mantiene su posición como activo refugio, cotizando por encima de los 3.000 dólares por onza. Este comportamiento refleja la búsqueda de seguridad por parte de los inversores en medio de la volatilidad financiera global.
La reciente imposición de aranceles adicionales por parte de ambas potencias ha intensificado las preocupaciones sobre una posible recesión mundial. El presidente estadounidense, Donald Trump, anunció aranceles más agresivos de lo esperado, lo que provocó caídas significativas en los mercados bursátiles. En respuesta, China implementó represalias, incluyendo aranceles adicionales del 34% sobre productos estadounidenses y restricciones a la exportación de tierras raras, esenciales para la industria tecnológica.
A pesar de este entorno adverso, el oro ha logrado mantenerse por encima del umbral de los 3.000 dólares por onza, impulsado por flujos de inversión hacia activos considerados seguros y por una demanda persistente de parte de los bancos centrales. El Banco Popular de China, por ejemplo, ha ampliado sus reservas de oro por quinto mes consecutivo en marzo, señalando una acumulación estratégica en medio de la inestabilidad financiera.
Analistas financieros, como los de Citigroup Inc., proyectan que el precio del oro podría alcanzar los 3.000 dólares la onza en los próximos meses, impulsado por las tensiones geopolíticas y las guerras comerciales. Este pronóstico subraya la percepción del oro como un activo de refugio seguro en tiempos de incertidumbre económica.
En este escenario, el oro reafirma su papel histórico como resguardo de valor, atrayendo tanto a inversores institucionales como a bancos centrales que buscan proteger sus activos ante la volatilidad del mercado y las crecientes tensiones comerciales.