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La China Suárez confesó ser muy hiriente y vengativa
En una entrevista cargada de sinceridad, la China Suárez se confesó sobre el lado más agresivo de su personalidad y detallando cómo Mauro Icardi debe intervenir de forma urgente.
POR REDACCIÓN
El desembarco de la China Suárez en el programa Otro día perdido con Mario Pergolini fue más que una simple promoción; se convirtió en una revelación explosiva sobre los aspectos más complejos de su carácter. La actriz, quien también visitará a Moria Casán en El Trece, se enfrentó a preguntas directas sobre su vida privada, sacando a la luz detalles que hasta ahora permanecían en la sombra.
La conversación comenzó y Suárez no dudó en definirse como "bastante vengativa" en su esfera íntima. No obstante, su venganza no es física, sino verbal, y potencialmente devastadora.
La actriz reveló el secreto de su mecanismo de ataque cuando está molesta: "Soy muy hiriente". Suárez detalló que, aunque no levanta la voz, sus palabras están meticulosamente elegidas para impactar. "Busco exactamente lo que te voy a decir", remarcó, admitiendo que, al hablar, se va "a la mierd…" y después se arrepiente (o casi).
Este comportamiento hiriente está ligado a su impulsividad. Explicó que ha dejado pasar muchas cosas desde muy pequeña, acumulando resentimiento: "me callo, me callo…desde muy chiquita, y he dejado pasar muchas cosas". Es esta represión la que la lleva a explotar públicamente.
La actriz confirmó la conexión entre su impulsividad y su uso de redes sociales, donde ha lanzado "mensajes teledirigidos", muchas veces con Benjamín Vicuña como protagonista.
Ante este riesgo constante de un estallido mediático, Mauro Icardi ha asumido un rol fundamental como su controlador de crisis. La China confesó que él está al tanto de sus cambios de humor, especialmente cuando está "cruzada" o próxima a un ciclo hormonal. En esos momentos, el riesgo es máximo. "Mauro lo sabe. Sabe que cuando me está por venir me tiene que sacar el teléfono de la mano porque sino…", enfatizó Suárez.
Aunque la actriz minimizó el impacto de sus acciones argumentando que no se mandó "muchas cagadas" y que solo se limitó a "contestar", su confesión sobre ser "muy hiriente" y la necesidad de que Icardi le retire el teléfono expone la tensión latente en su vida personal.