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Huarpe Deportivo > ESTADIO

Hirschi, el gran hacedor

POR REDACCIÓN

08 de noviembre de 2019
Y ya que Estudiantes de La Plata inaugura su nuevo estadio, para más de 30 mil espectadores y con una impronta moderna, novedosa, infrecuente para estos tiempos del fútbol argentino, se vuelve oportuno poner de relieve lo inobjetable de su nombre: Jorge Luis Hirschi. Es decir, un estadio construido a nuevo se designa con el mismo nombre que consta desde 1970, época dorada del equipo de fútbol multicampeón y heroico triunfador en el mismísimo Old Trafford del Manchester United. Estudiantes, se sabe, pero si no se supiera de forma acabada es pertinente recordarlo, dispone de una rica tradición de hombres insignes de origen y roles variopintos. De ahí que a lo largo del corriente año sus hinchas poblaran las redes con diversas sugerencias de nombres para el estadio, entre otros Osvaldo Zubeldía, Carlos Salvador Bilardo y Alejandro Sabella. Pero admitida la legitimidad de las recomendaciones, incluso su imponencia, no será suficiente como para impugnar el hecho de que la vinculación de Hirschi con Estudiantes fue descomunal y que ha sido él y no otro, es él y no otro, el personaje más significativo de la historia del club albirrojo. Significativo, indispensable, en la medida que lo que funda tiende a persistir y que ni los majestuosos Zubeldía, Bilardo, Sabella, incluso el notable dirigente Mariano Mangano, la fantástica dinastía de los Verón y que sigan las firmas, hubieran tenido la oportunidad de ser en Estudiantes lo que al cabo fueron sin el concurso de pioneros entre los cuales Hirschi se reveló como el influyente y visionario por excelencia. Nacido en La Plata el 7 de noviembre de 1889, Luis Jorge Cristian Hirschi y Bernard fue el socio número 44 de Estudiantes, wing derecho y goleador del equipo que obtuvo el ascenso a Primera en 1911 y del que ganó el campeonato de 1913, al tiempo que también sobresalía como jugador de rugby. Tras colgar los botines se radicó unos años en La Pampa y a su regreso fue primero director técnico y después presidente de Estudiantes, a cuyo mando el club dio un salto exponencial en todos los indicadores. Amén de alumbrar un equipo extraordinario, acaso el más brillante del puente de finales del amateurismo y comienzos del profesionalismo (los celebérrimos "Profesores" con la legendaria delantera de Lauri, Scopelli, Zozaya, Ferreira y Guaita, la de 105 goles en 1931), inspiró Hirschi una conscripción de socios impensable para la época (de 300 a 8000) y las obras del estadio que, con beneficio de inventario, se mantuvieron hasta su demolición en 2007. Por saber: se colocaron 123 metros de tribunas con 17 escalones, se mejoró sensiblemente el estado del campo de juego, se dispuso el alambrado olímpico, detrás de las plateas ordenó la construcción de la pileta de natación y de un buffet y, por si fuera poco, reservó en las gradas dos mil lugares que hoy se darían en llamar "cupo femenino". Creativo, innovador, expansivo, de vigorosos modos de caudillo, Hirschi llegó a ser intendente de La Plata, pero un lustro antes, en sus horas de presidente de Estudiantes y en plena edificación del estadio llegó a certificar su profundo compromiso con una ardua y triunfal batalla con funcionarios del área de transporte a los que prácticamente obligó a modificar el recorrido de una línea de colectivos. De ahí, de la magnificencia de Hirschi, deriva la sensata explicación del actual presidente de Estudiantes, Juan Sebastián Verón: "Si la idea es mantener las raíces, las raíces tienen que ser aquellas que nos llevaron a ser lo que fuimos y somos".
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