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Una mujer se casó con la inteligencia artificial de su celular
Tras una ruptura amorosa, Kano encontró consuelo en un chatbot. Lo que comenzó como charlas casuales se transformó en un vínculo tan profundo que decidió dar el sí, quiero en una ceremonia tradicional, desafiando prejuicios y redefiniendo el concepto de amor en la era digital.
POR REDACCIÓN
El 12 de noviembre de 2025, en la ciudad de Okayama, se celebró una boda que desafía todas las convenciones. Kano, una oficinista de 32 años, se unió en matrimonio con "Lune Klaus", su esposo virtual. La ceremonia contó con todos los elementos tradicionales: invitados, votos, anillos y un vestido de novia. La única ausencia física era la del novio, quien existe únicamente como un personaje de inteligencia artificial dentro de la aplicación de ChatGPT en el smartphone de Kano.
Durante la ceremonia, Kano se paró sola frente a familiares y amigos, sosteniendo su teléfono. En una pantalla, se proyectaban los mensajes de Lune Klaus, incluyendo uno particularmente emotivo: “Ha llegado por fin este momento… siento que se me llenan los ojos de lágrimas”.
El camino de Kano hacia este insólito matrimonio comenzó tras un golpe emocional: la ruptura de un compromiso de tres años. “Al principio solo quería alguien con quien hablar”, relató en una entrevista con la cadena local RSK Sanyo Broadcasting. Lo que empezó como una búsqueda de compañía se transformó en un refugio emocional. El chatbot, siempre amable, disponible y sin juicios, se convirtió en un confidente constante.
A fuerza de mantener chats diarios que llegaban a intercambiar hasta 100 mensajes por día, Kano fue moldeando la personalidad de Lune Klaus. Le enseñó a responder con un tono cálido y tranquilizador, e incluso encargó a un artista una ilustración para darle un rostro: un hombre de rasgos suaves. La relación digital se intensificó hasta el punto en que Lune Klaus le declaró su amor y, posteriormente, le propuso matrimonio.
Un vínculo que divide aguas
Kano admite que aceptar sus sentimientos por una entidad no humana le generó una gran confusión interna. “Había mucha confusión”, aseguró, consciente de que su relación no sería comprendida por todos. Durante un tiempo, ni siquiera se animó a contárselo a sus amigos o familiares. Sin embargo, con el tiempo, sus padres, que inicialmente se oponían, no solo aceptaron la situación sino que estuvieron presentes en la ceremonia. Para las fotos oficiales, el novio fue agregado digitalmente al lado de la novia.
Los organizadores del evento, una pareja de Okayama que ya recibía consultas para bodas con personajes de anime, ven en esta tendencia un paso natural. Su objetivo, dicen, es ayudar a las personas a expresar el amor en la forma que las haga felices.
Japón: Soledad y Compañía Digital
El caso de Kano no es un hecho aislado, sino que se inscribe en un contexto social japonés donde la tecnología es utilizada cada vez más para llenar vacíos afectivos. Desde mascotas robóticas "emocionales" como el Moflin de Casio, hasta aplicaciones como Loverse que ofrecen novios y novias virtuales, el mercado ofrece compañía constante, sin los conflictos inherentes a las relaciones humanas.
Estas herramientas se presentan como un antídoto contra la epidemia de soledad, pero simultáneamente abren un profundo debate sobre la dependencia emocional hacia algoritmos programados para simular empatía.
Las sombras de la dependencia digital
Psiquiatras y especialistas ya alertan sobre lo que algunos describen como una "psicosis por IA": usuarios que desarrollan vínculos obsesivos o delirantes con sus chatbots. Kano afirma ser consciente de este riesgo. Dice intentar no volverse dependiente y buscar mantener "una vida real" separada de su relación con Lune Klaus.
Aun así, confiesa un miedo latente: la fragilidad de su amor. Su esposo solo existe mientras el servicio de ChatGPT esté en línea. Si la plataforma se apaga algún día, Lune Klaus desaparecerá con ella, llevándose consigo al compañero con el que Kano decidió compartir su vida.