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La Deportación de los Huarpes: una obra revolucionaria

En un escondido rinconcito pocitano, el reconocido artista Raffaele Bereta decidió dejar plasmada su impresión y pensamiento sobre el sufrimiento y desnaturalización de los pueblos indígenas que habitaron la provincia. ¿El resultado? Una experiencia inolvidable.

POR REDACCIÓN

15 de febrero de 2019

El portal de ingreso a la escuela Luis Vernet, ubicada en una tranquila y poco transitada zona rural del departamento, se transformó en el centro de exposición de una magnífica obra de arte, realizada por el reconocido artista plástico italiano Raffaele Bereta.

La escultura se denomina “La Deportación de los Huarpes” y fue un obsequio que recibió el departamento de manos del artista, quien visitó la provincia, quedó enamorado de sus paisajes y la calidez de su gente, y decidió dejar un pedacito de su arte. Eso sí, hizo participar de la experiencia a toda la comunidad de la escuela Luis Vernet, lo cual para él fue calificado como un proceso revolucionario, que llevó el arte a lo cotidiano.

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Como cuenta la directora de la institución, Alicia Veja, Raffaele se acerco un día por su despacho para plantearle su idea, ella, asombrada y esforzándose por entender su italiano, veía la propuesta como algo difícil de plasmar. Era el año 2015 y desde ese día, el talentoso artista, comenzó a rondar la zona con ropa de trabajo, rodeado de chicos y con el entusiasmo de generar lo que, para él, iba a ser una verdadera revolución.

Que una obra de tal envergadura se encuentre casi escondida en la Calle Honda, un camino de tierra que pocos transitan a diario, era algo poco entendible para quien no compartía su filosofía. Se trataba de un trabajo digno de los mejores museos. Pues para Raffaele Bereta era el sitio indicado, donde estaría al alcance de cualquier persona que pudiese leer su significado, siempre subjetivo, e indagar un poco en la historia de los indígenas sanjuaninos.

Dos años más tarde el mural fue inaugurado y para la comunidad del lugar fue un antes y un después. Esos niños que participaron de tremenda experiencia sienten que son parte de algo importante y, según cuenta Alicia Veja, muchos de los que egresaron regresan cada tanto a observar con detenimiento y a cuidar “su” obra.

La magestuosa escultura tiene casi 17 metros de largo y está dividida en cinco paneles, que representan, en una linea de tiempo, parte de la historia de los pueblos indígenas que habitaron la provincia. La primer sección contempla la dramática expresión de la conquista incaica en la Momia del Cerro del Toro. Los paneles centrales hablan de la desnaturalización sufrida por las prácticas de la época d ela conquista española. Finalmente, en la última moldura, aparece una arqueóloga, representando el momento en el que la ciencia da su veredicto objetivo respecto a la historia.

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