Judiciales
Condenaron a 12 años de prisión a un policía por violar a seis detenidas en Córdoba
Un subinspector fue sentenciado a 12 años por violar a seis detenidas, aprovechando su autoridad en la alcaidía. El juez consideró que actuaba con premeditación, amedrentando a sus víctimas.
POR REDACCIÓN
El subinspector Daniel Guillermo Nas fue condenado a 12 años de prisión e inhabilitación perpetua para ejercer en la fuerza policial, tras ser hallado culpable de abusar sexualmente de seis mujeres privadas de su libertad en la alcaidía de la Unidad Departamental de Policía de Río Cuarto. La sentencia, dictada este lunes por el juez Pablo Bianchi, consideró al acusado autor material de los delitos de "abuso sexual gravemente ultrajante, reiterado y calificado", agravados por su condición de integrante de la fuerza de seguridad.
Los hechos salieron a la luz en junio de 2024, cuando una de las víctimas denunció haber sido agredida sexualmente dentro de la dependencia policial. Tras conocerse la identidad del imputado, otras cinco exdetenidas relataron experiencias similares, incluyendo a dos que se encontraban embarazadas al momento de los ataques. Según consta en la investigación, Nas aprovechaba su posición de autoridad y actuaba en horarios de madrugada, utilizando excusas como permitir llamadas telefónicas u ofrecer cigarrillos para acceder a las celdas. En al menos un caso, habría amedrentado a una de las víctimas mencionando que conocía la situación de vulnerabilidad de su hija.
El fallo destacó que el acusado tomaba recaudos para evitar ser visto por sus compañeros, lo que evidenciaba el carácter premeditado de los actos. Con catorce años de servicio y dos destinados en esa alcaidía, el condenado fue considerado penalmente responsable de abusos sexuales con acceso carnal reiterado y calificado. El juez Bianchi dispuso además la inscripción del caso en el Registro de personas condenadas por delitos contra la integridad sexual y recomendó la implementación de un tratamiento psicológico durante su reclusión.
Durante el proceso se absolvió al subinspector y a otros cuatro efectivos –dos mujeres policías y otro empleado– de una denuncia separada por presuntos vejámenes presentada por un interno varón. El caso había generado conmoción en la comunidad local, agravada por la situación de vulnerabilidad expresada por las víctimas, una de las cuales mencionó durante la investigación que la campera requisada para análisis de ADN era su único abrigo. La condena representa un fallo histórico sobre los abusos cometidos en contextos de encierro y el aprovechamiento de posiciones de poder dentro de las instituciones.