En el marco de un debate sobre la legitimidad de las candidaturas testimoniales, el vocero presidencial Manuel Adorni estableció una distinción para defender su propia postulación a legislador porteño. Según su explicación, solo pueden ser calificadas como un "fraude y una vergüenza" aquellas candidaturas en las que el postulante sabe con antelación que no asumirá el cargo porque tiene otro destino definido.
Esta declaración se produjo al ser cuestionado por Luis Majul sobre la aparente contradicción entre su situación actual y las críticas previamente emitidas por el espacio político La Libertad Avanza contra dichas prácticas. Es que Javier Milei decía que las candidaturas testimoniales eran "un fraude y una vergüenza".
Adorni reconoció que, efectivamente, su candidatura terminó siendo testimonial, ya que, tras resultar electo, no asumirá como legislador debido a su designación como jefe de Gabinete. No obstante, argumentó que en el momento de la postulación él desconocía que iba a ser nombrado para un puesto en el gobierno. Bajo esta perspectiva, su caso y el de Diego Santilli no constituirían un fraude, ya que la definición de testimonialidad recae exclusivamente sobre el conocimiento previo del candidato sobre su futuro destino. De esta manera, el vocero descargó la calificación de fraude únicamente sobre aquellas candidaturas donde existiría un acuerdo preestablecido para no asumir, excepcionando de esta categoría a quienes, como él, tomaron la decisión de integrar el gabinete después de haber sido electos.