Publicidad

Provinciales > Escribiendo el futuro

DIARIO HUARPE recorrió 700km para ayudar a los chicos

Este año la campaña solidaria llegó a una escuela secundaria y tres albergues de diferentes departamentos. Aquí un recuento de las experiencias vividas y las historias compartidas.

28 de septiembre de 2022

Cientos de kilómetros, decenas de historias y mucha solidaridad. Estos fueron los ingredientes principales de la campaña Escribiendo el Futuro, que nuevamente este año llegó con donaciones a diferentes escuelas de la provincia.

Este año la ya tradicional movida solidaria recorrió más de 700 kilómetros y llegó con sus donaciones de mercaderías, ropa y útiles a escuelas de Pocito, Iglesia, Valle Fértil y Jáchal.

Publicidad

La primera visita fue el 8 de agosto. El destino elegido: la escuela Martín Miguel de Güemes que está a 15 kilómetros de la Capital, en la localidad pocitana de Quinto Cuartel.

En esta escuela la mayor necesidad es de espacio. "Sé que hay chicos que podrían venir a la secundaria, pero no tengo lugar para recibirlos, necesitamos más aulas", aseguró Rodríguez. El edificio tiene una estructura pequeña, dos galerías en forma de L con las aulas para los chicos más grandes, una galería en la que se ubica la cocina y una construcción anexa en la que cursan los chicos de nivel inicial que asisten en la mañana.

La directora, Analía Rodríguez, explicó que en la mañana en este pequeño edificio cursan jardín, el nivel primario y los chicos de los primeros tres años de la secundaria. En la tarde asisten los alumnos de cuarto, quinto y sexto, con lo que se completa el secundario, un logro que se consiguió recientemente, ya que antes la mayoría de los alumnos solo cursaba el ciclo básico y abandonaba porque no tenían colectivo para trasladarse a estudiar para terminar con sus estudios.

Ahora los jóvenes ya pueden completar la secundaria, pero el problema de la falta de transporte los sigue afectando. Es que por la zona solo pasa el 240 de la Red Tulum y tiene una frecuencia que no permite ir a estudiar y volver a casa en un horario razonable.

Publicidad

El 17 de agosto el nuevo destino fue la escuela albergue Miguel Cané (H) en la localidad de Bauchazetaen Iglesia. Tras recorrer más de 230 kilómetros desde la Capital, se llega a esta escuela ubicada a 2.800 metros de altura, en plena precordillera. En la montaña llena de verde resalta el edificio blanco de la escuela que tiene a su lado un álamo enorme que da sombra al patio.

Javier Ortiz, el director y único maestro de la escuela, explicó que a esta escuela asisten con regularidad 11 alumnos que están diez días en la escuela y luego descansan cinco en sus casas. El docente explicó que muchos de estos chicos vienen de contextos familiares complicados y la escuela es un lugar seguro y con contención en el que se alejan de sus problemas y disfrutan de su niñez.

El director de la institución contó cuáles son sus proyectos a futuro. El primer objetivo es hacer el cierre perimetral para que las cabras no entren a la escuela. Además, quieren tener juegos, un parrillero y una pequeña huerta.

“Es muy lindo estar acá, es muy tranquilo, en la noche se ven millones de estrellas y la luna brilla más que en ningún lado”, concluyó Oscar, quien quiere ser “constructor de casas”.  

El 30 de agosto, este diario publicó la visita a la escuela albergue Hernando de Magallanes que funciona en la Sierra de Chávez, en Valle Fértil, a 287 kilómetros de la Capital. Veinte alumnos de distintos niveles comparten un espacio reducido en el que estudian y conviven con sus docentes y cuidadores.

A la escuela se llega recorriendo el denominado "Camino de los Sueños" que, una vez que esté terminado, unirá las sierras de Chávez, Elizondo y Riveros. Es una huella que ahora llega hasta Elizondo, se debe recorrer en un vehículo 4x4, que serpentea entre las laderas de los cerros en un terreno lleno de abruptas subidas y bajadas.

Toda la escuela con las aulas en las que estudian los chicos y los dormitorios funcionan en una pequeña construcción blanca de puertas de color verde oscuro. Allí cursan 20 alumnos, incluyendo a los chicos de jardín, los alumnos de primaria y los que cursan el ciclo básico de la secundaria.

Los docentes reconocieron que el "edificio les quedó chico", pero agregó que tienen esperanza de que dentro de poco habiliten los módulos habitacionales que están cruzando la calle de tierra. Allí hay un gran terreno donde ya están instalados los módulos de paredes blancas y techos azules.

La idea oficial es que los chicos se muden a vivir en estos módulos que tienen dormitorios, baño, cocina y hasta un salón comedor. Estos módulos ya están listos, pero le falta la conexión eléctrica. Esperan que las obra esté completa en noviembre. 

Algún tiempo después de la visita de este medio, esta comunidad educativa se vio sorprendida por un incendio sin precedentes que terminó con el verde de las sierras. Las llamas, el humo y la lluvia de cenizas llegaron para alterar la tranquila rutina de esta veintena de chicos y sus docentes.

Mario Guzmán, director de la institución, recordó que el 15 de septiembre debieron evacuar la escuela por temor a que las llamas alcanzaran a la institución. Los chicos volvieron a sus casas en los puestos cercanos y los trabajadores volvieron a sus domicilios. Luego, con el fuego ya casi extinto, Mario volvió a las sierras y se encontró con un paisaje sin vegetación y teñido por el hollín. 

Si bien el fuego fue voraz y consumió buena parte de la zona, no llegó a zonas pobladas y la escuela de paredes verdes en la que estudian los chicos de Chávez seguirá funcionando con normalidad. 

El 20 de septiembre se publicó la visita a la escuela Joaquín V. González de la localidad de Pampa Vieja en Jáchal. Los chicos de esta institución cursan en un gran edificio que fue ampliado en 2019. Asisten a esta escuela 30 alumnos, de los cuales entre 12 y 15 quedan albergados de lunes a viernes.

En este edificio los chicos cuentan con todo lo necesario, aunque los mismos docentes contaron que les falta lo más importante. Es que muchos viven en contextos familiares complicados y no siempre cuentan con la contención y el cariño que necesitan. Por eso el reto del personal docente es más que nada brindar amor y buenos momentos, según contó la directora Olga Castro, quien viaja cada noche desde su casa para darle el beso de las buenas noches. 

A lo largo de poco más de un mes, este diario mostró la realidad de decenas de chicos a lo largo de la provincia. Distintas necesidades, realidades y contextos de niños que siguen "Escribiendo el Futuro". 

 

Publicidad
Más Leídas
Publicidad

ÚLTIMAS NOTICIAS