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Judiciales > El hombre fue condenado

El tormento de dos chicas que sufrieron por un largo tiempo los sometimientos sexuales de su hermano

Las víctimas tienen 13 y 16 años. Su victimario fue condenado. 

POR REDACCIÓN

12 de agosto de 2021

NOTA DEL EDITOR

Importante

Se resguarda la identidad de las víctimas y del victimario, para cuidar la integridad física y psicológica de las primeras. Si conocés un hecho de abuso sexual contra menores o personas con discapacidad debés acercarte por Avenida Córdoba 452 (este) al centro Anivi– Capital o llamar a los teléfonos: 427-5314 / 5493.

Un hombre pasará 10 años en la cárcel por abusar durante meses a sus hermanas de 13 y 16 años de edad. El hecho ocurrió en Pocito y fue denunciado hace cinco meses por otra hermana en el centro Anivi. 

Los vejámenes contra las adolescentes iniciaron a mediados del año pasado y concluyeron el 10 de marzo pasado, cuando Mara (reconocida por las siglas de su nombre completo para cuidar a las víctimas), la hermana mayor de las víctimas y del acusado, denunció al hombre en el centro Anivi. 

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Tras la investigación de la fiscal Ingrid Schott, las fiscales ayudantes Paula Arredondo, Rodrigo Videla y Laura Maldonado, el imputado CFRA arribó a un acuerdo de juicio abreviado donde aceptó ser culpable de los cargos. Luego un juez lo sentenció a 10 años de prisión, que deberá cumplir en el Servicio Penitenciario Provincial. 

Los delitos que le imputaron a CFRA fueron abuso sexual simple reiterado agravado por el vínculo y por ser cometido contra un menor de 18 años de edad aprovechando la situación de convivencia preexistente en perjuicio de la menor de edad PLRA y abuso sexual simple, dos hechos agravados por el vínculo y por ser cometido contra una menor de 18 años de edad aprovechando la situación de convivencia preexistente en perjuicio de la menor de edad LERA. Todo ello en concurso real.

Los hechos

PLRA, la víctima de 16 años, contó a los investigadores de Anivi que los abusos de su hermano empezaron en noviembre del 2020 y continuaron hasta marzo del 2021. La adolescente mencionó que era sometida sexualmente todo el día y que su hermano aprovechaba cuando estaban a solas en casa y cuando el resto de la familia dormía. 

A veces el imputado ingresaba a la habitación en la que PLRA dormía junto a su otra hermana de 13 años, LERA, segunda víctima, para tocarle sus partes íntimas. Algunas veces la agarraba fuerte de sus brazos, le tiraba los pelos, le tapaba la boca con las manos, a fin de bajarle el pantalón y meterle la mano en su vagina. Luego la amenazaba constantemente, con que, si hablaba o contaba algo, le iba a pegar. 

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En otra ocasión CFRA la puso contra la pared, le bajó sus pantalones, su bombacha, obligándola en todo momento a que se quedara quieta, y aprovechándose de ella, se bajó también sus pantalones y comenzó a rozar el cuerpo de PLRA con su pene. 

Tal era el miedo, y terror que le tenía a su hermano, que PLRA dormía con pantalón largo, campera, y muchas frazadas para que su abusador no pudiera tocarla.  Por ello, en otra situación, su mamá, NCA, que sabía lo que sucedía, le facilitó a la joven la llave de la habitación, para que pudiera descansar tranquila, y evitar que su hermano ingresara. No fue por mucho tiempo que la víctima pudo zafar, ya que a los dos días el juego de llaves desapareció.

Estos hechos se repitieron de modo crónico y consecutivo por más de cuatro meses, hasta que PLRA tuvo la valentía de contar lo que le estaba sucediendo a su hermana mayor, MARA, que radicó la denuncia.   

LERA, la segunda víctima de 13 años, desde antes de la Navidad del año 2020, el acusado ingresaba a su habitación para tocarle la cola y los pechos. Esto ocurría en horarios nocturnos, o cuando no había nadie, al igual que con la otra víctima.

Cada vez que esto pasaba, ella lo corría, agarrándolo de la remera, y sacándolo de la pieza. Tan es así, que para evitar que CFRA ingresara a su habitación, y la tocara, cerraba la puerta de la misma, colocando tres cajones, una silla y una moto. 

La niña, al igual que PLRA., dormía con pantalones largos y remera, para evitar que CFRA le hiciera algo. E incluso, a veces solía dormir en el comedor, y ahí tenía siempre a mano una cuchilla para defenderse del imputado e impedir los tocamientos. Estas situaciones le provocaron a la más joven ataques de pánico e insomnio.

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