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San Martín devaluado: qué se podía comprar con $ 5 en los 90 y qué se compra ahora con $ 1000

En 1998, poco después de que entrara en circulación el billete con la cara de San Martín, los $ 5 que lo tenía en su anverso permitían comprar dos Big Mac. Hoy, con $1000, no se puede comprar ni uno.

POR EL CRONISTA PARA DIARIO HUARPE

San Martín devaluado (Foto: gentileza).

El billete de $ 5, cuyo diseño ilustraba la vida del General San Martín en el anverso, comenzó a circular en enero de 1992 y dejó de tener validez en el primer trimestre de 2020. Su ciclo de vida se cerró definitivamente el 31 de diciembre de 2021, cuando el Banco Central dejó de recibir los $ 5 deteriorados, cuatro meses después de que hubiera finalizado la posibilidad de canjearlos por monedas y tras solo seis años de haber pasado por el último rediseño.

En sus primeros años, no le temía al famoso índice Big Mac, creado por la revista The Economist, para comparar el poder adquisitivo de distintos países donde se comercializa la famosa hamburguesa de McDonald's. En marzo de 2000, se podían comprar con el billete de $ 5 dos Big Mac, producto de que en el país estaba más caro que en los Estados Unidos, donde tenía un precio de US$ 2,24. A diciembre del año pasado, el Big Mac costaba en Argentina $ 980; es decir, US$ 2,83 al tipo de cambio blue y US$ 5,53 al oficial, contra los US$ 5,36 que cuesta en los Estados Unidos.

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Pero la elaboración del Índice Big Mac no le sigue el ritmo a la inflación argentina: hoy, la hamburguesa cuesta $ 1600 pesos (US$ 3,29 al tipo de cambio libre y US$ 6,36 a la cotización oficial).

Es decir, que a mediados de julio cuando -se estima- comenzará a circular el billete de $ 1000 con la figura del Padre de la Patria (y si la hamburguesa no siguiera aumentando por el efecto de la inflación), con él se podría comprar apenas dos tercios de una Big Mac.

Jorge Colina, presidente de la consultora Idesa y docente de la Universidad Católica Argentina (UCA) destaca, por un lado, que la pérdida de poder adquisitivo del billete en el que aparecerá próximamente la figura del prócer acompaña una inflación mundial, potenciada en la Argentina, donde la emisión aumentó en los últimos diez años un 1000 por ciento contra un PIB que está estancado. "Se necesitan cada vez más pesos para comprar los mismos bienes, y eso es porque los gobiernos emiten más billetes que lo que crece la economía", subraya.

De todas formas, Colina aclara que los precios han acompañado más la evolución del tipo de cambio oficial que la del blue, por lo que los productores y comerciantes también han perdido a la hora de cobrar.

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Los ejemplos de lo que se podía comprar con $ 5 en 1998 y que hoy cuesta más de $ 1000 sobran. Por caso, a fines de la década de 1990 se podían adquirir tres unidades de café envasado de 250 gramos, mientras que hoy ese producto, en oferta, está en un promedio de $ 1100. Otro producto clave en la mesa del desayuno, la yerba, costaba la quinta parte de un billete de $ 5 en su versión de medio kilo, mientras que hoy el precio supera los $ 600, por lo que no alcanza para dos paquetes. Si seguimos con las comidas de la primera hora del día, hace 30 años se podían comprar nueve paquetes de 1 kilo de azúcar, mientras que hoy, si se toma la misma primera marca, los $ 1000 no permiten comprar dos paquetes.

Para el economista Héctor Paglia, de la consultora Mercados & Finanzas, el regreso de San Martín tiene un componente simbólico importante, aunque, claro, insuficiente. "Celebro que nuestros próceres vuelvan a ser la cara visible de nuestro signo monetario. La vuelta de San Martín en los billetes argentinos, que han perdido tanto valor en los últimos años, nos invita a reflexionar sobre la necesidad de tener una moneda fuerte, estable y prestigiada", opina.

Paglia recuerda que para que el peso argentino se fortalezca "es imprescindible transitar con urgencia el camino de la disciplina fiscal, impulsada por una sana política monetaria la cual impida que la moneda sea sometida a manipulaciones de toda índole como ha venido sucediendo en las últimas décadas". "Los gobiernos tienen la gran responsabilidad y debe reclamárseles que no es posible gobernar con emisión monetaria como tampoco lo es gobernar con deuda que, a la postre, termina en emisión también", añadió. Y completó: "Para fortalecer la moneda, hay que gobernar con inversión productiva, con mesura en el gasto en el entendimiento que el erario público lo forjan los ciudadanos a través de sus impuestos. La moneda fuerte es sinónimo de reglas económicas claras en donde los atajos están vedados en pos del bienestar de la población".

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