Provinciales > Irán a Plaza de Mayo
“Quedamos en el olvido por el Gobierno”: la voz de un sanjuanino, exconcripto herido en Tucumán
A 50 años del operativo en Tucumán, Félix Vicentela reclama un reconocimiento que —sostiene— les fue negado durante décadas. tanto a él como a sus compañeros.
El sanjuanino Félix Vicentela vuelve a contar su historia no solo para repasar lo vivido en Tucumán en 1975, sino para insistir en un reclamo que, asegura, lleva décadas sin respuesta: el reconocimiento a quienes combatieron como conscriptos en aquel operativo. Sostiene que la sociedad y mucho menos el Estado nunca dimensionó lo que vivieron esos jóvenes enviados al monte y que ahora, a cincuenta años del enfrentamiento, es momento de que se escuche su voz y la de sus compañeros. Será uno de los oradores del acto del 29 de noviembre en Plaza de Mayo, donde repetirá lo que considera su mensaje central: que aún falta memoria, justicia y reconocimiento.
El Operativo Independencia, iniciado en febrero de 1975 durante el gobierno constitucional de Isabel Perón, fue una campaña militar desplegada en Tucumán con el objetivo declarado de eliminar la presencia del ERP (guerrilleros del Ejército Revolucionario del Pueblo) en la zona. Marcó el inicio de la intervención directa de las Fuerzas Armadas en tareas de seguridad interior y abrió la puerta a un método de represión clandestina que luego se expandiría a todo el país durante la dictadura. El operativo estableció bases, zonas militarizadas y un sistema de control territorial que incluyó detenciones sin orden judicial, allanamientos y la instalación de centros clandestinos, como así también la aniquilación de aquellos que formaban parte de este grupo guerrilero.
Con el paso del tiempo, organismos de derechos humanos han cuestionado con firmeza este operativo, señalándolo como el primer eslabón del terrorismo de Estado. Las críticas apuntan a la utilización de la figura del “enemigo interno” para justificar secuestros, torturas y desapariciones, prácticas que se consolidarían tras el golpe de 1976. También remarcan que el Operativo Independencia vulneró garantías constitucionales incluso antes de la dictadura, estableciendo un precedente que facilitó la posterior estructura represiva que dejó miles de víctimas en todo el país.
Vicentela espera que el acto modifique la percepción social. “Queremos que la sociedad y el Estado entienda que realmente hemos estado en una guerra; durante mucho tiempo fuimos vistos de manera negativa”, señaló en diálogo con DIARIO HUARPE. Viajará como único representante sanjuanino, con pasaje y estadía cubiertos, y regresará al día siguiente. Consideró que esta vez no habla solo por él, sino por todos los que —según sostiene— quedaron durante décadas sin la valoración que creen merecer. “Lo que queremos es reconocimiento, nada más que eso. Nos dieron una pensión y una medalla, pero quedamos en el olvido por el Gobierno de la Nación”, afirmó.
Lo que más remarca hoy es la falta de reconocimiento. Afirmó que, tras el operativo, lo único que recibió fue “una medalla superficial por herida en combate” y una pensión por el daño auditivo. “Después no tuvimos más nada”, planteó. Considera que la mirada social sobre los exmilitares del período influyó en ese vacío. “Realmente se ha juzgado de una sola forma contra los militares, mientras que los subversivos tuvieron más reconocimiento y recompensas que nosotros”, criticó.
Por eso, el acto del 29 de noviembre adquiere para él un valor particular. “Nos están llamando de todo el país porque quieren hacer un reconocimiento a nivel nacional”, afirmó. Adelantó que en Plaza de Mayo hablará “con el casco en la mano” para contar “cómo ha sido realmente una guerra”, algo que, según sostuvo, muchos sectores todavía ponen en duda. “Si el Ejército no hubiera actuado de esa manera, estaríamos como Colombia: mitad guerrillera y mitad democrática”, insistió.
Vicentela y lo que vivió en Tucumán
Vicentela recordó que la emboscada del 7 de noviembre de 1975 los tomó por sorpresa. Relató a que su grupo había intentado montar una emboscada propia el día anterior, pero que “aparentemente los guerrilleros nos vieron y prepararon ellos una emboscada para el día siguiente”. Explicó que apenas ingresaron en un pequeño claro de la selva tucumana “comenzó de inmediato la balacera”, un ataque que terminó con la vida de dos integrantes del equipo.
Entre los recuerdos que más lo persiguen aparece la imagen de un conscripto agonizando. “Pérez Benito recibió un disparo en el estómago y se lo agarraba con las dos manos mientras la sangre brotaba; agonizó 20 minutos llamando a su madre”, contó. Reconoció que esa escena lo marcó profundamente y que aún hoy le resulta difícil hablar de ella sin que la emoción se interponga.
Él mismo resultó herido en ese enfrentamiento. “Me pegaron un balazo en el casco y el impacto dobló el acero; una punta me hirió la cabeza y quedé todo bañado en sangre”, describió. Señaló que, pese a la conmoción, permaneció consciente. “Me tocaba y veía la sangre; pensé que tenía la bala dentro de la cabeza”, relató. Aseguró que convivió con ese trauma durante años. “Estuve muy mal un par de años y no quería dar entrevistas ni hablar del tema, pero con el tiempo uno aprende a sobrellevarlo”, sostuvo.