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Las Talas, un poblado que sobrevive en la precariedad y las malas condiciones

La UCA ubicó a la localidad caucetera entre los lugares más vulnerables del país y la realidad no demuestra lo contrario. Un lugar de viviendas precarias de caña y barro, agua potable a medias y las brasas de la leña que sirven para calentar en el frío invierno, son tristes postales de la zona.

POR REDACCIÓN

01 de agosto de 2018

A tan sólo a 5 kilómetros de la villa cabecera de Caucete se ubica la localidad de Las Talas, donde viven alrededor de 200 familias, las cuales batallan para dejar de vivir en condiciones deplorables.

Luego de que la UCA incluyera a este paraje caucetero (junto a Marayes) entre los 100 lugares más vulnerables de la Argentina, DIARIO HUARPE llegó hasta Las Talas para conocer cómo viven sus habitantes.

DURA REALIDAD

Cómo es la vida en Las Talas

Para llegar al lugar hay que atravesar un camino de tierra con pozos, lo cuál hace que el acceso a este lugar sea difícil, por lo tanto el transporte público se ve afectado.

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Mayra Sandovares, quien vive hace siete años en Las Talas, contó las dificultades que tienen con el transporte, ya que el colectivo pasa sólo en cuatro horarios en todo el día. Además, se lamentó al decir que “hay semanas que no pasan por las condiciones en la que están las calles”.

Por otra parte, el tema de las viviendas es delicado, ya que las construcciones son de adobe y cañas, lo que hace a un triste paisaje de precariedad habitacional. En cada vivienda se cuenta con el servicio de agua potable pero sólo a medias, porque durante el verano escasea.

Sobre esto, Mabel Navarro, que hace 56 años pasa sus días en este pueblo, comentó: “Hace un año que tenemos agua, pero antes ni eso. Tenemos agua potable pero en el verano no porque no hay presión, usamos el agua que viene del canal. La ponemos a hervir y le ponemos lavandina para desinfectarla”.

Por suerte, la electricidad sí llega al lugar pero se carece de gas natural y pasar las bajas temperaturas del invierno es toda una odisea. “Cocinamos con fuego, traemos leña y hacemos la comida. Además usamos las brasas para calentarnos cuando hace mucho frío”, manifestó Sandovares.

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En Las Talas tampoco cuentan con cloacas, por lo que sus baños son letrinas, algo que muchos sanjuaninos no imaginan que siguen existiendo. Y en caso de tener algunas emergencias de salud, apelan a los buenos vecinos para que los trasladen al hospital.

“Cuando nos enfermamos vamos al hospital o si es de urgencia nos ayudamos entre nosotros porque si bien hay una salita en la entrada de Las Talas, faltan médicos y enfermeros para que nos atiendan”, relató la vecina.

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Con este panorama, las familias siguen trabajando en la cosecha o haciendo changas y les brindan educación a sus hijos. Aunque es complicado llegar a las dos escuelas de las zona (la Escuela Hipólito Vieytes y la Estanislao del Campo) ya que muchos deben hacer a pie, en bici o motos, varios kilómetros.

A pesar de todo, los vecinos van siempre adelante, poniéndole el pecho a la dura realidad que atraviesan y buscando oportunidades para vivir mejor.



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