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Alicia Ortiz, la sanjuanina que creció con padres sordos y hoy es intérprete de señas
Alicia Ortiz es una sanjuanina CODA, es decir, bilingüe, ya que sabe lengua de señas como lengua oral. Es hija de Jorge Ortiz y Raquel Tejada, quienes son sordos. Actualmente, es intérprete y trabaja para ampliar la inclusión de la comunidad sorda en San Juan.
Por Giuliana Díaz
Cada 23 de septiembre se conmemora el Día Mundial de la Lengua de Señas. En San Juan, Alicia Ortiz es un claro ejemplo de cómo la comunicación puede unir mundos distintos. Ella es CODA, es decir, hija de padres sordos, además de intérprete de lengua de señas y directora de la subcomisión de intérpretes de la Asociación de Sordos de la provincia.
Alicia es hija de Jorge Ortiz y Raquel Tejada, sus padres, ambos sordos, mientras que ella y sus hermanos no.
Es la mayor de tres hermanos, Rubén y Paula, y desde pequeña ocupó un rol de mediadora en la familia. Además, aprendió a hablar porque crecieron junto a sus abuelos: “Tuvimos la posibilidad de vivir con nuestros abuelos, con quienes compartíamos la oralidad, y con nuestros padres la lengua de señas. Era como traducir: yo decía ‘pan’, y mis padres me lo enseñaban en señas. Ese compartir con los abuelos, los tíos y toda la familia fue muy importante para nosotros, porque nos permitió crecer, evolucionar y aprender cosas diferentes”, contó a DIARIO HUARPE.
Alicia recordó las complicaciones que vivió en distintos ámbitos fuera de su casa, en especial en aquellos espacios donde no era común contar con un intérprete de lengua de señas. Desde pequeña aprendió a convivir con la realidad de tener padres sordos y a comunicarse con ellos a través de la lengua de señas. Esa situación, que en ocasiones despertaba miradas curiosas o comentarios en la escuela, también le dejó recuerdos muy marcados de su infancia.
“Cuando mis padres iban a reuniones escolares, al principio los acompañaban mis abuelos o mis tíos para interpretar. Con el tiempo, fui yo quien ocupó ese lugar”, contó. Esa experiencia la hizo notar que, mientras los demás niños asistían con padres oyentes, ella vivía un contexto diferente. Aunque en un principio podía resultar incómodo, nunca lo sintió como un problema: para ella era natural moverse entre dos mundos.
Hoy, Alicia transmite esa herencia a sus hijos, Francisco y Genaro, de 14 y 10 años. “Ellos crecieron sabiendo que con sus abuelos se habla en lengua de señas. Desde que nacieron les enseñamos la lengua y ya para ellos es costumbre, ya lo tienen naturalizados y no representa una barrera”, explicó.
Además de ser intérprete, Alicia cumple un rol importante como directora de la subcomisión de Intérpretes de la Asociación de Sordos de San Juan, debido a que con una forma de promover la inclusión, impulsó una serie de proyectos en áreas clave como la salud, la educación y el Poder Judicial. En los últimos meses, junto a su equipo, coordinó capacitaciones para el personal judicial y trabaja para que más organismos del Estado incorporen la Lengua de Señas.
“Lo que más me preocupa es la falta de accesibilidad en los hospitales. Una persona sorda llega y no puede comunicarse con un médico. Ese es el desafío más grande”, señaló.
Tras más de una década de trabajo, Alicia tiene un objetivo claro: que en San Juan la lengua de señas esté presente en todos los espacios de la vida cotidiana. “Sueño con que en el área de salud haya intérpretes permanentes y que la lengua de señas se enseñe como cualquier otra materia en las escuelas. Sería un paso enorme para la inclusión de la comunidad sorda”, afirmó.