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Local de Falabella: para los locales vecinos el alquiler era la noticia más esperada

Más o menos afectados por la partida de la tienda chilena, los vendedores de la zona coinciden en que una inauguración es la noticia más esperada.

02 de enero de 2023
Para los comerciantes cercanos, lo peor es el vacío y oscuridad que dejó el cierre. Foto: DIARIO HUARPE.

“Cambió mucho la cuadra”, ese es el punto en común de los vendedores y dueños de los locales que rodean el espacio que dejó vacío Falabella. Tras el cierre del local, el 27 de marzo de 2021, el escenario fue distinto para quienes trabajan en peatonal Tucumán, entre Laprida y Rivadavia. Para unos fue un coletazo casi mortal, para otros no modificó tanto los números. Pero el vacío igual se hacía notar.

DIARIO HUARPE recorrió la cuadra donde estaba la tienda, antes de que se confirmara el bombazo económico: que una marca nacional de indumentaria deportiva alquiló el espacio. Había rumores, pero nada confirmado, y sobre todo había nostalgia y ganas de que algo cambie.

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Cuando cerró el local la preocupación reinaba, no sabían cómo iba a impactar económicamente apenas saliendo de pandemia que bajaran las persianas. El balance, dos años después, fue distinto para todos.

“Acá se nota sobre todo de noche, porque salimos y está esa parte oscura”, dijo una vendedora de un local de indumentaria que está en la vereda de enfrente. La mujer prefirió no dar sus datos, pero aseguró que las ventas no cambiaron radicalmente para ese negocio, que el mayor impacto era que se veía “apagado” y eso no sumaba.

Muy parecido opinó el encargado de Galver, Matías Sánchez. “Notamos menos ruido en la peatonal, pero no bajaron las ventas, fueron iguales o un poquito mejores”, aseguró. Pero a pesar de un posible rebote positivo para ellos, consideró que “es una pena que esté cerrado, sería muy lindo volver a verlo funcionando”.

Sánchez, al igual que todos los consultados, dijo que no tiene preferencia porque se sume algún rubro, que lo importante es que “sería bueno que esté abierto y le dé vida a la peatonal, porque cuando bajan las luces se ve el oscuro de ese pedazo”.

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Un histórico en la zona es Dismar, la casa sanjuanina de electrodomésticos. Luis Jorge Suárez, el gerente, contó que en los primeros seis meses notaron una bajada en las ventas luego de que se fue el negocio chileno porque bajó la afluencia de gente. Pero luego se acomodaron y lograron repuntar las ventas, pero nunca se acostumbraron al vacío. “A partir de las 20 horas, el espacio vacío y cerrado la verdad es que da pena”, opinó.

Suárez también recordó la llegada del local y dijo que fue un antes y un después. “Cuando llegaron se notó la diferencia, era una cadena internacional con todo lo que tenían, todos los días había algo nuevo”, contó y también remarcó que fue un incentivo para el resto de los integrantes de la cuadra.

Agustina Galván, una vendedora con apenas meses de experiencia, no trabajaba cuando Falabella funcionaba ni cuando cerró. El local donde la contrataron es Riiing, una cadena de accesorios de celulares que abrió hace seis meses. Pero la joven dijo que todos, hasta los que no coincidieron con la tienda, esperan que abra pronto, porque confían en que será una mejora para la zona.

Los más afectados por la partida y también los que más esperan una reactivación son cafés y los que trabajan en la calle, que aprovechan la pasada. Jorge Luna, un lustrabotas que lleva 34 años en el cruce de peatonales, dijo que su clientela bajó y que todavía no se recupera de la partida. “Pasaba mucha gente antes”, aseguró.

Un kiosquero dijo que tenía clientes habituales que trabajaban en el lugar, donde había más de 100 empleados, u otros que iban a comprar a la tienda y de rebote lo beneficiaban. “Circulan menos y eso nos termina afectando, también es distinto el público”, opinó.

Andrés Rodríguez, encargado del café Havanna que está a metros de las persianas cerradas, también está entre los más afectados por el vacío del lugar. “Fue una baja importante, nosotros teníamos muchas ventas de rebote, de gente que hacía el circuito, iba de compras, salía y tomaba algo. Se nota mucho la falta”, lamentó.

Pero además siente la falta de un lugar con una marca reconocida en la peatonal. “El centro está volviéndose menos atractivo porque casi no quedan casas importantes, hay más negocitos de chucherías y falta estilo, algo más atractivo para que haya gente que diga: ‘está bueno venir a la peatonal’”, cerró.

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