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El ascenso de Barrio Escobar a través de Lautaro Almazán y su fuerte sentido de pertenencia
El jugador de 24 años simboliza la entrega y el compromiso de un club humilde que, pese a las dificultades, logró escribir una página inolvidable en su historia deportiva.
POR REDACCIÓN
El ascenso de Barrio Escobar no solo es una victoria deportiva, sino un homenaje a la humildad, el esfuerzo y el sentido de pertenencia que representa este club de barrio. Entre los principales artífices de este logro, se destaca Lautaro Almazán, un joven de 24 años que no solo ha sido un jugador clave dentro del campo de juego, sino también un verdadero símbolo de la identidad del club.
Con la camiseta de su barrio, Lautaro vivió una verdadera montaña rusa de emociones, pero siempre ha mantenido el compromiso y la pasión que lo une a su gente. “Venimos peleando mucho por esto, todos los años”, contó a Diario Huarpe el jugador, con la emoción a flor de piel. Para él, el ascenso tiene un significado mucho más profundo que el simple hecho de subir de categoría: es la recompensa de años de sacrificios, de lucha constante, de esfuerzos que van más allá del deporte.
Barrio Escobar es un club humilde, de esos que no tienen las grandes estructuras ni los recursos de los equipos más consolidados. Todo lo que logran, lo hacen a base de trabajo duro, de esa garra que caracteriza a los equipos de barrio. “Acá siempre nos esforzamos el doble, el triple, porque somos un club de barrio, y todo nos ha costado muchísimo”, reconoce Lautaro, con el orgullo de quien sabe de lo que habla.
La historia de "Lauti" dentro del club comenzó cuando era apenas muy joven. “Yo vivo acá enfrente, me inicié jugando futsal aquí cuando empezó el club”, recuerda, con una sonrisa que denota el cariño por sus raíces. Su recorrido no ha sido fácil, como él mismo lo confiesa, y más aún cuando decidió dar un paso hacia el futsal, dejando atrás su carrera en el fútbol once. “Fue una transición muy difícil, porque siempre jugué fútbol once. En 2019 tomé la decisión de cambiar, y el club me abrió las puertas. Fue un camino complicado, pero hoy por suerte tenemos la recompensa”, dijo visiblemente emocionado.
El trabajo de todo el equipo, cuerpo técnico y la familia que acompaña desde el primer día, fue crucial en este proceso. “Toda la gente del barrio ha puesto su granito de arena. Lo que conseguimos hoy es mérito de todos, porque este es un equipo de lucha, humildad e identidad”, afirma el jugador, quien sabe que sin el apoyo de su familia y su gente, este sueño nunca se habría hecho realidad.
Entre los momentos más especiales para el deportista, destaca su aporte de gol en el torneo. “No había hecho goles en todo el campeonato, y por suerte me tocó convertir esta noche especial. Para mí, fue una gran satisfacción, porque este logro no es solo mío, sino de todo el grupo”, explicó, mientras se le dibujó una sonrisa de orgullo en el rostro.
Finalmente, el deportista expresó su claro reconocimiento a esas personas que siempre estuvieron alentando, apoyando y creyendo en un equipo que, con humildad y esfuerzo, consiguió lo que tanto deseaba. “Se lo quiero dedicar a mi familia, que siempre me ha acompañado, y a toda la gente de acá, del barrio, que siempre estuvo con nosotros”, concluye.
El ascenso de Lautaro Almazán y Barrio Escobar no solo es un triunfo deportivo, sino también una muestra palpable de que la pasión y el sentido de pertenencia pueden llevar a un equipo humilde a alcanzar grandes metas. Para él, este es solo el comienzo. Con su barrio, su familia y su gente a su lado, la historia de Barrio Escobar recién comienza a escribir otra de sus páginas gloriosas.