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Bredice revela su infierno con el cuerpo: "Pesaba 40 kilos y me veía gorda"
El profundo vacío de Leticia Bredice se llenaba con pastillas y la obsesión por ser querida; su cuerpo era un campo de batalla.
POR REDACCIÓN
Leticia Bredice se unió al debate sobre los trastornos alimenticios y las exigencias de belleza tras las recientes declaraciones de Ángela Torres. La actriz, que recordó la experiencia de Torres cuando participó en el Bailando 2016 y fue objeto de burlas de Guido Süller sobre su cuerpo, compartió su propio y crudo relato sobre su complicada relación con la comida.
Bredice reflexionó sobre la dualidad de la comida: "La comida es una fuente de placer, pero qué pasa cuando es una fuente de problemas", manifestó en A La Tarde. Ella reveló la severidad de su condición en el pasado: "Yo pesaba 40 kilos y me veía gorda, seguía tomando anfetaminas porque no podía parar", contó la actriz. Al igual que ocurrió con Nazarena Vélez, Leticia confesó que consumía anfetaminas con el fin de adelgazar, pues le "parecía que era la solución para que yo trabajé, para que se valore mi vocación".
Su sufrimiento se extendía a su vida cotidiana y a su salud mental, llevando a ocultar la verdad: "Le decís a todos que comes y la comida la tirás". Esta práctica la hacía perder la concentración. La actriz logró comprender con el tiempo que el problema era más profundo: "Pasó mucho tiempo hasta que yo pude entender que era mi salud mental, que era tristeza, un vació en el pecho por querer que me quieran por mi cuerpo", expresó.
Describió cómo se sentía durante sus momentos más vulnerables: "Te ves mal, te escondés y te enojás con todos los demás, a veces con razón y otras sin", explicó Leticia. El sistema nervioso perdía el norte, generando una sensación de aislamiento y persecución: "El sistema nervioso empieza a perder el objetivo y la razón, entonces es el mundo contra mí". Añadió que sentía la presión de cumplir con un estándar imposible: "Es lo que ellos quieren ver y yo no lo puedo ser". Además, sostuvo que compartir este problema en el pasado era tabú: "Si contaba esto en los 90, lo de las anfetaminas, era una vergüenza".
La liberación de las anfetaminas fue involuntaria pero necesaria: "Me acuerdo que no se vendieron más y no las pude conseguir, gracias a Dios, porque el trastorno alimenticio me hizo perder la paciencia, no tenía tolerancia, no era yo", relató. Superar esta adicción implicó una dura transición: "Eso empezó a aflojar cuando las dejé de tomar y ahí me la tuve que bancar".
Para Leticia, el mayor desafío fue aceptarse: "Lo más difícil fue quererme como soy". Incluso un período de gran vulnerabilidad física se vio afectado por sus miedos: "Una de las etapas más dolorosas para Leticia Bredice fue su experiencia durante el embarazo". Confesó que su mente estaba dominada por la preocupación estética: "Lo único que pensaba era cómo me iba a quedar el cuerpo después, si me iban a querer para seguir trabajando y para pertenecer a la vida, cómo iba a ser mirada por las mujeres sin que me critiquen". Recordó que en el pico de su trastorno pensaba que "estaba bien que se me vean los huesos en las fotos". Afortunadamente, su hermana Marisa la ayudó dulcemente a centrarse: "Mi hermana Marisa muy dulcemente me puso muy en eje".
Finalmente, la actriz afirmó que su motivación para compartir su historia es el dolor que superó: "Cuento toda mi verdad por todo el dolor que pasé". Concluyó con un mensaje de fortaleza: "Hay que aprender a defenderse y estar tranquilo con quien uno es".