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Un juez permite a Google conservar Chrome pese a prácticas monopolísticas reconocidas
El magistrado Amit Mehta decidió que Google no debe desprenderse de su navegador Chrome, aunque confirmó que la empresa ejerce un monopolio ilegal en búsquedas digitales y restringió contratos exclusivos para sus productos.
POR REDACCIÓN
Un juez federal estadounidense ha dictaminado que Google no está obligado a vender o deshacerse de Chrome, su navegador más popular, como parte de las medidas para resolver el histórico caso antimonopolio que enfrenta la empresa matriz Alphabet contra el Gobierno de Estados Unidos.
El fallo, emitido el martes por el magistrado Amit Mehta, rechaza una de las demandas del Departamento de Justicia y un grupo de Estados que solicitaban la desinversión forzosa de Chrome. Mehta reconoció que Google mantiene un monopolio ilegal en el mercado de búsquedas digitales, pero consideró que la petición de desprenderse del navegador era excesiva.
En su sentencia de 230 páginas, el juez prohibió a Google establecer contratos exclusivos para productos como Google Search, Chrome, Google Assistant y Gemini, una aplicación basada en inteligencia artificial. Sin embargo, descartó romper la vinculación entre Chrome y Android o vender el navegador, pese al interés de terceros como OpenAI.
“Los demandantes se excedieron al solicitar la desinversión forzosa de estos activos clave, que Google no utilizó para imponer restricciones ilegales”, afirmó Mehta. Además, ordenó que Google comparta los datos de búsqueda con sus competidores para fomentar la competencia en el sector.
Este fallo se enmarca en un proceso que comenzó en 2023, cuando el mismo juez determinó tras un juicio de diez semanas que Google había infringido la ley antimonopolio al dominar el negocio de búsquedas en línea. En esa sentencia, Mehta escribió: “Google es un monopolista y ha actuado como tal”.
La justicia estadounidense ha sancionado a Google en varias ocasiones por prácticas monopólicas. En abril de 2025, una jueza de Alexandria, Virginia, responsabilizó a la empresa de mantener un dominio ilegal en los mercados de publicidad digital, lo que motivó demandas para dividir su negocio publicitario y promover la competencia.
Los demandantes pedían que Google vendiera Chrome, desvinculara su buscador de Android y rompiera acuerdos con empresas como Apple para que Google no fuera el buscador predeterminado en sus navegadores. No obstante, estas propuestas no prosperaron en la reciente resolución.
Ante la decisión judicial, Lee-Anne Mulholland, vicepresidenta de Asuntos Regulatorios de Google, señaló: “No estamos de acuerdo con la decisión del tribunal en lo que respecta a nuestras herramientas para editores. Los editores tienen muchas opciones y eligen Google porque nuestras herramientas tecnológicas publicitarias son sencillas, asequibles y eficaces”.
Esta batalla legal comenzó en la administración del expresidente Joe Biden, que impulsó acciones contra las prácticas monopolísticas de las grandes tecnológicas. La vigilancia sobre Google también ha sido intensa en Europa. En 2024, la justicia europea ratificó una multa histórica de 2.424 millones de euros impuesta en 2017 por favorecer su servicio Google Shopping sobre competidores en su motor de búsqueda.
En este contexto, el actual presidente estadounidense Donald Trump ha acusado a la Unión Europea de actuar de mala fe contra las compañías digitales estadounidenses, reflejando las tensiones internacionales en torno a la regulación de estas empresas.