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El influencer de las escuelas técnicas cargó contra las cripromonedas

Con más de 50 mil seguidores, Bruno Contigiani cuestiona la eliminación de fondos para 277 escuelas y promueve los oficios como alternativa real frente a los "atajos financieros".

POR REDACCIÓN

Hace 3 horas
Bruno Contigiani combina tornería y redes sociales. FOTO: Gentileza 

En un contexto de recortes presupuestarios que afectan a la educación técnica, un joven tornero de Bahía Blanca emerge como una voz inesperada en las redes sociales. Bruno Contigiani, de 21 años, combina su pasión por la tornería industrial con una defensa ferviente de los colegios técnicos, logrando congregar a más de 50.000 seguidores en Instagram con un mensaje claro: "La educación técnica te forma como persona".

Contigiani saltó a la fama tras publicar un video que confronta abiertamente los recortes gubernamentales. En su publicación, señaló: "Mientras todos hablan de las universidades, a mí me toca hablar de los colegios técnicos". El video, que incluso llegó a la ministra de Capital Humano, Sandra Pettovello, expone cómo el proyecto de presupuesto 2026 elimina el financiamiento para este sector, afectando a 277 escuelas técnicas en la provincia de Buenos Aires y a más de 200.000 estudiantes.

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Para Bruno, esta situación evoca un déjà vu peligroso: "Se repite lo que ocurrió en los 90, cuando el libre mercado y la apertura importadora hicieron cerrar talleres. Mi propio padre pasó de ser tornero a trabajar como fiambrero".

Contra los atajos falsos: formación concreto vs. espejismos digitales

En otro de sus videos virales, Bruno lanza una crítica mordaz contra quienes buscan enriquecerse rápido: "Si querés dejar de flashear trader de criptomoneda y ponerte las pilas en serio para hacer un poquito de plata, te presento los centros de formación profesional". Con su estilo directo, interpela a su audiencia: "¿Dónde concha estudio tornería, loco? Centro de formación profesional".

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El joven detalla cómo acceder a esta formación: "Solamente acá en Bahía Blanca me bastó con una búsqueda y te presento todas las chances que tienen. Si querés ser electricista, automotriz, gasista, soldador, tornero, lo que se te ocurra, hay un montón de formaciones". Y ofrece un consejo práctico: "Centro de formación profesional, buscalo en tu ciudad, en tu localidad. Y ojo, pongan cepillo porque las inscripciones no son todo el tiempo. Suelen arrancar a principio de año, por ahí enero, febrero, y tiran los cursos largos hasta diciembre".

Su mensaje culmina con un llamado de atención contundente: "Que gordito, dejá de hacer curso de finanzas, de criptomoneda, de cómo serte millonario con dos clic y ponete a laburar, la concha de tu madre, formate, crece soldador, agarrá cursito y empezá a soldar, flaco". Y remata con una verdad cruda: "Hay que hacer guita, pero hay que hacerla, no hay que generarla con trades y cosas raras, muchachos. La guita la tenés que verar, la guita fácil no existe. Si es fácil, ojo, abrazo".

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Educación técnica: mucho más que un oficio

Contigiani defiende la formación técnica no solo como una herramienta laboral, sino como un pilar para la vida. "Te da las raíces para entender el mercado laboral y resolver problemas cotidianos —explica—. Si se me rompe un circuito eléctrico en casa, lo sé arreglar gracias a un año de electricidad". Su mensaje resuena entre jóvenes y adultos, aunque reconoce que "se perdió la cultura del oficio con las manos".

Frente a la idea de que una carrera universitaria es la única opción viable, Bruno responde con datos concretos: "Un gasista o un tornero pueden ganar más que un licenciado en computación". Su postura no busca desacreditar los estudios superiores, sino visibilizar el valor de los oficios en un país que, según él, "será industrial o no será".

Industria nacional y desafíos actuales

El joven tornero critica la contradicción en el discurso oficial: "Por un lado, se habla de fomentar oficios, pero por el otro, se recorta el presupuesto para las técnicas y se abren las importaciones". Esta política, advierte, impacta directamente en su rubro: "La gente ya no fabrica cosas nuevas, repara lo antiguo para darle una segunda vida. Eso refleja la situación económica".

Aunque su contenido atrae principalmente a varones de 18 a 19 años y adultos mayores de 28, Bruno aspira a llegar a un público más amplio. Junto a otros creadores como la Cooperativa de Trabajo Escuela de Herrería Lesbiana o Ale Weiss de Tornería Bigote, busca reivindicar el trabajo manual en un ecosistema digital que suele ignorarlo.

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