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Cultura y Espectáculos > Duro

Julián Weich cuenta cómo cambió su vida: “Un día reuní a mis hijos para pedirles perdón”

A 40 años de su debut televisivo, el conductor Julián Weich (58) se sinceró sobre su camino espiritual, revelando que, en la cumbre de su éxito profesional (con dinero, rating y popularidad), transitó una "depresión silenciosa" que lo asustó.

POR REDACCIÓN

Hace 4 horas
Relató el momento en que reunió a sus cuatro hijos para pedirles disculpas.

Julián Esteban Weich, de 58 años, ha reflexionado sobre las lecciones de vida y su camino espiritual, que define como "eterno". El conductor, que creció en Belgrano con una "infancia infeliz" marcada por la falta de satisfacción y los dramas internos de sus padres, encontró en la actuación un "vehículo hacia al afecto de la gente" que le permitía "llenar espacios, vacíos, falencias… Completar lo que estaba incompleto" en su casa.

Entre 1996 y 2001, Weich parecía tenerlo todo: "Posicionamiento profesional. Más del dinero que necesitaba. Rating de sobra. Y, finalmente, el cariño popular". Sin embargo, él mismo revela: "Pero era infeliz".

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Durante ese período, Julián transitó una "depresión silenciosa", un tipo de depresión que le permitía seguir trabajando y no lo dejaba inmovilizado en la cama, por lo que siguió saliendo al aire en Sorpresa y ½. El momento más crítico llegó cuando se asustó profundamente: "Me asusté cuando en vez de querer matarme, quería morirme". El conductor subraya que no es lo mismo querer matarse que querer morirse, explicando que si hubiera habido un botón que dijera "morir", lo hubiera apretado.

Tras esta grave crisis, Weich visitó a un psiquiatra, se medicó y, seis meses después, decidió arreglárselas solo. En 2002, encontró el camino espiritual que le dio paz. Descubrió a Brian Weiss y su libro Muchas vidas, muchos maestros, que le abrió la cabeza a la existencia de "otra dimensión, otro universo, otro lenguaje". A partir de entonces, comenzó a estudiar meditación, yoga y runas.

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"Con el tiempo descubrí que mejor que vivir ‘feliz’ o contento, es encontrar el modo de vivir en paz". Weich asegura que este "llenado de alma" es más sustentable y satisfactorio que cualquier premio o cifra de rating.

En medio de la reflexión sobre su vida y su paternidad, Julián Weich (padre de Iara, Jerónimo, Tadeo, y Tomás) relató una necesidad personal que sintió hace aproximadamente diez años.

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"Un día reuní a mis hijos a todos para pedirles perdón", contó Weich. El conductor recordó que sus hijos estaban asustados, preguntándole si tenía algún problema de salud.

La necesidad surgió de un "ataque de culpa o de conciencia" por los errores cometidos. En ese momento, Julián les dijo: “Les pido perdón por todo el dolor que puede haberles hecho sentir. Discúlpenme hijos, nada ha sido mi intención”.

Según Weich, sus hijos "solo escucharon, y eso fue suficiente". Este acto fue "muy sanador" para él, y considera que el gesto de un padre que se disculpa es algo que un hijo "no se olvida jamás".

En línea con su filosofía de vida, Weich confesó que hay una frase que siempre se ha negado a pronunciar, incluso a sus hijos o parejas: “Nunca dije ‘Te amo’. No me parece una frase real”. Explica que, al igual que la "felicidad" que él cree que no existe, sino los "momentos felices", el “Te amo” lo considera un concepto "mentiroso". En su lugar, elige decir “Te quiero”, una frase que considera más "corporal" y de acción, dejando el “te amo” "solo para Hollywood”.

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