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Mundo > Tráfico de drogas

El origen del Comando Vermelho: una masacre carcelaria y un decreto militar que cambiaron Brasil

Hace más de 45 años, la mezcla forzada de presos políticos y comunes en la Isla Grande dio origen al Comando Vermelho, hoy una de las organizaciones criminales más poderosas y temidas de Brasil.

POR REDACCIÓN

Hace 4 horas
La consolidación definitiva ocurrió el 17 de septiembre de 1979. Foto: Gentileza.

En 1979, una violenta batalla en el Instituto Penal Cândido Mendes, ubicado en la Isla Grande de Río de Janeiro, marcó el nacimiento del Comando Vermelho, una organización criminal que desde entonces ha sembrado terror y consolidado su poder en Brasil.

La génesis de esta facción se remonta a la dictadura militar brasileña y un decreto-ley de 1969, que modificó la Ley de Seguridad Nacional para permitir la convivencia entre presos políticos y delincuentes comunes en la misma cárcel. Esta medida, impulsada por el régimen, creó un ambiente propicio para la formación de un grupo que a la postre dominaría amplias zonas y actividades ilegales.

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Durante finales de la década del 60, la dictadura intensificó la represión enviando a la Isla Grande a opositores políticos acusados de delitos como asaltos y secuestros ideológicos, junto con criminales comunes. La población carcelaria se duplicó tras la promulgación del AI-5 y una masiva fuga en la Penitenciaría Lemos Brito, según reportes de especialistas.

Ante condiciones extremas de alimentación y salubridad, los presos políticos, en su mayoría jóvenes urbanos y educados, se organizaron para resistir. Crearon despensas, bibliotecas y farmacias comunitarias, además de sistemas de representación para enfrentar los abusos. William da Silva Lima, alias “Professor” y cofundador del grupo, explicó que “El objetivo inicial era fundar una organización para combatir la tortura y los malos tratos en las penitenciarías”.

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La dictadura negaba la existencia de presos políticos y comenzó a enviar internos sin vínculos ideológicos. En la galería B, donde predominaban los presos políticos, se establecieron normas para evitar robos y violaciones, logrando una convivencia relativamente pacífica hasta 1973, cuando un robo interno generó la separación física de los grupos mediante un muro improvisado.

Con la salida progresiva de los presos políticos hasta 1975, los delincuentes comunes heredaron las formas de organización y resistencia de sus antecesores. La Falange Vermelha, nombre original del grupo, aprendió la importancia de la unión y la elaboración de estrategias criminales, con William da Silva Lima como su principal líder, quien documentó la historia en su libro “400x1: Una historia del Comando Vermelho”.

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La consolidación definitiva ocurrió el 17 de septiembre de 1979, cuando internos armados con palos y cuchillos asesinaron a seis rivales en una sangrienta batalla que simbolizó la pérdida del control estatal sobre la prisión. A partir de ese momento, la facción impuso la regla de que todos los presos debían unirse o enfrentar la muerte.

Tras la masacre, la Falange Vermelha evolucionó y adoptó el nombre Comando Vermelho. La organización priorizó las fugas masivas y el tráfico de drogas, especialmente cocaína. En 1980, más de cien fugas alarmaron a las autoridades, dado que muchos internos eran asaltantes de bancos. Entre 1983 y 1986, la facción dominó hasta el 70% del mercado de drogas en las favelas de Río.

La historia del Comando Vermelho estuvo marcada por traiciones y enfrentamientos internos. En 1994, la muerte de Orlando Jogador a manos de Uê originó la escisión que dio lugar al grupo rival Amigos dos Amigos (ADA), desencadenando una guerra territorial. Sin embargo, el Comando Vermelho mantuvo su influencia, llegando a pactos de no agresión con otras organizaciones como el Primeiro Comando da Capital (PCC).

Actualmente, el Comando Vermelho funciona como una estructura mafiosa descentralizada, con múltiples mandos regionales, especialmente en favelas y prisiones. Además del tráfico de drogas, ha diversificado sus negocios hacia la venta ilegal de combustible, oro, cigarrillos y alcohol, generando en 2022 ingresos por R$ 146.800 millones (US$ 27.400 millones), cifra que supera ampliamente los R$ 15.000 millones (US$ 2.800 millones) obtenidos solo por la cocaína.

La organización también emplea nuevas tecnologías, como drones en enfrentamientos armados, y tiene presencia en más de 20 estados brasileños, con fuerte control en las regiones Norte y Nordeste. Su influencia se extiende hasta la triple frontera, donde desplazó a mafias locales y controla la producción y transporte de cocaína en el lado peruano, utilizando rutas fluviales y reclutando pobladores ribereños e indígenas para sus operaciones.

Desde aquella masacre de 1979 que significó la pérdida de control estatal en el Instituto Penal Cândido Mendes, el Comando Vermelho continúa siendo un actor clave en el panorama criminal brasileño, marcando la violencia y el poder en diversas regiones del país.

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