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"La historia de Mogna no puede seguir siendo la historia de un pueblo olvidado"
DIARIO HUARPE viajó hasta la localidad de Jáchal para experimentar de primera mano la indiferencia histórica de los gobiernos ante un pueblo que clama por un futuro mejor.
En un rincón, al noreste de la Ciudad de San Juan, la histórica localidad de Mogna, con más de 270 años de existencia, padece la indiferencia de los gobernantes municipales y provinciales. Hoy, con alrededor de 350 habitantes, la comunidad moquinera es testigo de décadas de promesas incumplidas. Sin embargo, el pueblo no se rinde y resiste, aferrándose a su sólido tejido social y a un patrimonio histórico, cultural, ambiental y geológico único, que tienen el poder de transformar su futuro.
"Ya estamos cansados de que nos engañen con promesas que nunca llegan", contó a DIARIO HUARPE Alfredo Fernández, productor caprino, padre de familia, nacido y criado en el pueblo jachallero. "Somos conscientes de que esta situación no es de ahora, sino de años, pero alguien tiene que parar con esto, porque creemos que nos merecemos vivir dignamente, vivir con lo necesario, en el lugar donde nacimos".
Una historia de olvido y desinterés
Mogna es una localidad con una rica historia, fundada oficialmente en 1753 por la colonización española en la región de Jáchal. No obstante, esta pequeña población, ubicada a 30 kilómetros al este de Ruta 40, a poco más de 150 kilómetros de la Ciudad de San Juan y a casi 84 kilómetros de San José de Jáchal, guarda en su suelo huellas mucho más antiguas, fragmentos del pasado que la conectan con las raíces profundas de la provincia y con el legado de las culturas originarias de la zona. Pero, más allá de su valor histórico y cultural, desde hace años la comunidad vive sumida en un constante reclamo por servicios básicos que parecen no llegar nunca.
Una celebración triste
El 11 de agosto de 2025, la localidad jachallera celebrará sus 272 años. Sin embargo, sus pobladores dicen que en lugar de una fiesta de progreso y avances, el acontecimiento se convertirá en una triste muestra de la falta de respuestas por parte de las autoridades. De hecho, pese a los reiterados reclamos públicos y reuniones con funcionarios del Estado, los servicios básicos siguen siendo una utopía para la comunidad.
Agua no potable
El acceso al agua potable es uno de los temas que más preocupan a los habitantes de Mogna, ya que el líquido que llega a través de la red no es apta para consumo humano, debido a su alta concentración de sales. Los vecinos solo pueden utilizarla para fines no potables, como lavar ropa, utensilios y para higiene personal.
Para paliar esta situación, la municipalidad envía camiones cisterna cada 7 o 10 días, pero la cantidad de agua suministrada, en ocasiones, resulta insuficiente para cubrir las necesidades de las familias, lo que se agrava aún más durante los calores del verano.
La planta que nunca funcionó
Ante esta problemática, el 18 de agosto de 2017, en el marco del 264° aniversario de la localidad, el exgobernador Sergio Uñac y el exintendente Miguel Vega, junto a sus respectivos equipos de gobierno, llegaron hasta el lugar para dejar inaugurada una planta de tratamiento de agua que nunca funcionó.
La planta, mediante un sistema de ósmosis inversa, iba a producir entre 5.000 y 6.000 litros de agua potable por día para ser distribuidos entre las más de 90 familias de Mogna. Pero, eso nunca pasó.
“No sabemos cuál fue el motivo. Tampoco nadie vino, explicó y se hizo cargo. Lo cierto es que la planta nunca funcionó”, contó Alcides González, vecino de Mogna.
Sin agua para los cultivos y el ganado
A pesar de contar con una gran extensión de tierras aptas para el desarrollo agrícola y ganadero (aproximadamente 1.400 hectáreas cultivables), y de tener un río que serpentea por la localidad durante todo el año, las autoridades provinciales nunca han asignado los recursos necesarios para construir una toma de agua en su cauce. Se trata de una obra que resolvería el problema de forma definitiva y evitaría que el agua se pierda sin ser aprovechada mientras sigue su curso.
“Necesitamos con urgencia que se realice esta pequeña obra, que no debe ser tan costosa, para dejar de seguir sufriendo con esta situación”, expresó Pascual Cortez, vecino y productor agrícola de la localidad. “Una toma segura en el río, nos permitiría crecer como productores y como comunidad”, añadió.
En este contexto, los productores cuentan que cada año improvisan una toma en el río con ramas, piedras y tierra, pero, esta solución precaria es constantemente arrasada por las crecientes que se llevan todo el esfuerzo realizado.
“No es la primera vez que enfrentamos esta situación. Cada vez que el río crece, la toma que hacemos desaparece. Por eso pedimos una obra hídrica sólida”, aseguró Cortez, mientras muestra su plantación de maíz seca, como consecuencia de un mes sin agua para regar. (foto).
Educación: un ciclo incompleto
El sistema educativo en Mogna también enfrenta serias dificultades. Si bien existen dos escuelas en la localidad —una en la zona centro y otra en Los Puestos—, el nivel secundario solo abarca el ciclo básico, es decir, hasta tercer año. Por lo tanto, las familias que desean que sus hijos continúen con la educación secundaria deben enviarlos a otras ciudades, lo que implica un gasto adicional y una dolorosa separación entre padres e hijos.
Elisa Quiroga, madre de cinco hijos en edad escolar, contó a DIARIO HUARPE que su hija mayor ya finalizó el ciclo básico del secundario, pero, como muchos jóvenes de la comunidad, no pudo continuar sus estudios. Su historia refleja las dificultades que enfrentan las familias de las zonas más alejadas de la provincia para acceder a una educación completa, una realidad que pone en evidencia las deudas pendientes del Estado en materia de equidad educativa.
"La educación es un derecho que tienen nuestros hijos y no se está respetando", afirmó Elisa. "La inclusión social parece que no es para todos", remató.
Salud: otra urgencia desatendida
El servicio de salud en Mogna constituye otra de las grandes preocupaciones de la comunidad. La localidad no solo carece de una infraestructura adecuada, sino que la ambulancia disponible para emergencias no está correctamente equipada para realizar traslados urgentes. Además, los moquineros deben conformarse con consultas médicas limitadas, que se realizan solo cada 15 días, cuando un médico clínico visita la localidad.
“Para hacernos estudios médicos especiales, como radiografías, análisis o ecografías, tenemos que viajar hasta Jáchal o la ciudad de San Juan. Pero eso es inviable para muchos por la falta de transporte o de recursos económicos”, explicó Margarita Sánchez, vecina de la zona.
Camino: un aislamiento constante
El camino que une Mogna con el resto del departamento de Jáchal es otro de los problemas que enfrentan los vecinos. Cuando llueve, las crecientes del río y las bajadas de agua interrumpen el acceso a la localidad, dejando a sus habitantes aislados durante varios días (foto).
"Pedimos que al menos nos hagan los puentes en los badenes", solicitó Pascual Cortez.
Aislados del mundo
- Transporte público.
La falta de transporte público es otra de las dificultades recurrentes. Los residentes cuentan que solo tienen acceso a un colectivo una vez al mes, si es que se alcanzan los 15 pasajeros necesarios para cubrir la ruta.
El costo del pasaje hasta Jáchal es oneroso, ronda los 9.600 pesos, ida y vuelta, por persona.
- Comunicaciones deficientes.
En cuanto a las comunicaciones, Mogna también carece de señal de telefonía celular, y la única conexión a Internet disponible es limitada. La antena instalada en el Centro Integrador Comunitario (CIC), solo cubre un área de 50 metros, lo que deja a la mayoría de las familias desconectadas del mundo.
Un potencial turístico ignorado
Lo que también resulta difícil de aceptar para los vecinos es la falta de visión de quienes han dirigido y dirigen los destinos del municipio y la provincia. Es que Mogna posee un patrimonio natural y cultural de incalculable valor, que podría ser clave para revertir el estancamiento y la pobreza en la que hoy se encuentra el pueblo.
El Valle Encantado, una formación geológica única en la provincia, es solo uno de los muchos tesoros que esconde el territorio.
Además, Mogna alberga sitios históricos de gran relevancia, como el Campo Santo, un cementerio aborigen con más de 300 años de historia; la tumba de la valiente guerrillera Martina Chapanay; la histórica capilla de San Nicolás, con más de 200 años; y la iglesia de Santa Bárbara, que congrega a miles de fieles dos veces al año.Todos elementos que componen un legado histórico y cultural que podrían ser aprovechados para fomentar el turismo, una industria que en otras provincias argentinas ha transformado pequeñas localidades en destinos internacionales.
"Si Mogna estuviera en provincias como Mendoza, Córdoba o San Luis, todos estos recursos serían explotados turísticamente, generando empleo e ingresos para la localidad", comentó Elisa Quiroga. "Pero, lamentablemente San Juan sigue siendo una provincia que no sabe cómo valorar y potenciar su patrimonio natural, geológico y cultural, especialmente, en lugares alejados como el nuestro", concluyó.
Por último, los habitantes de la localidad aseguran que seguirán resistiendo y luchando por sus derechos, convencidos de que "la historia de Mogna no puede seguir siendo la historia de un pueblo olvidado".