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Pacto Parental: proponen postergar el uso del celular en niños hasta los 13 años
Un grupo de padres mendocinos impulsa un acuerdo colectivo para limitar el acceso de los niños a celulares y redes sociales, buscando proteger la salud mental y fomentar hábitos más saludables en la infancia.
POR REDACCIÓN
Ignacio Castro, uno de los creadores del Pacto Parental, dio voz a una preocupación creciente en las familias argentinas: la temprana exposición de los niños a celulares y redes sociales. En diálogo con un programa matutino, Castro advirtió que “Naturalizamos que los chicos tengan celular y redes sociales sin preguntarnos qué consecuencias puede tener. Pero hay que repensarlo, porque el impacto en la salud mental de los chicos es cada vez más evidente”.
La iniciativa surgió a partir de la inquietud de un pequeño grupo de padres mendocinos que notaron comportamientos preocupantes en sus hijos relacionados con el uso de la tecnología, especialmente en chats de WhatsApp. “Algunos padres notamos cambios de comportamiento y preocupaciones por el uso de la tecnología. Nos reunimos a debatir qué estaba pasando y qué podíamos hacer”, explicó Castro.
Un elemento clave para el grupo fue la lectura del libro La generación ansiosa de Jonathan Haidt, que alerta sobre los daños que pueden causar la sobreexposición digital en niños y adolescentes. Según el autor, “El cerebro de un chico menor de trece años no está preparado para la dopamina que libera un celular. Y las redes sociales hasta los dieciséis complican la formación”. Basándose en estas ideas, el grupo propuso que hasta los trece años no se utilicen celulares y que hasta los dieciséis no se acceda a redes sociales.
El Pacto Parental comenzó con veinte padres de sexto grado en una escuela mendocina que firmaron un acuerdo para limitar el uso de celulares. La propuesta creció rápidamente hasta sumar trescientos padres y expandirse a otras provincias, como Córdoba y Buenos Aires, a través del sitio web pactoparental.org. “La propuesta es, hasta los trece años, nada de celular; y hasta los dieciséis, nada de redes sociales. Pero, sobre todo, entendimos que si no es un acuerdo colectivo, no funciona. Es la única manera de resistir la presión social”, remarcó el fundador.
En la práctica, implementar estos límites no fue sencillo. Castro detalló que en los primeros grados es más fácil, ya que los niños normalmente no tienen celulares. Sin embargo, en sexto grado la mayoría ya dispone de un teléfono, lo que generó resistencia y momentos difíciles. “Pero después del primer impacto, lo resuelven: inventan juegos nuevos o buscan alternativas”, afirmó.
El desafío también alcanzó a los padres, quienes debieron revisar sus propios hábitos tecnológicos. “Un día mi hijo me dijo: ‘Vos estás todo el día con el celular’. Y tenía razón. Revisé mis horas de pantalla y me sorprendí. Un pediatra nos aconsejó que ningún humano esté más de tres horas con el teléfono. Es un desafío doble: ser ejemplo y poner límites”, reconoció Castro.
Entre las experiencias positivas, Castro relató que algunos niños, sin acceso al celular, encontraron nuevas formas de entretenimiento y socialización, como jugar al tenis o leer libros durante un viaje familiar. “Lo que al principio parece un sacrificio se transforma en una oportunidad”, señaló.
El apoyo de la escuela fue fundamental para el éxito del pacto. Según Castro, la directora tranquilizó a los padres al aclarar que los niños seguirían teniendo acceso a computadoras para sus estudios, pero no a celulares durante el horario escolar. “Es importante dejar claro eso para que no haya miedo”, afirmó.
Respecto al límite para el acceso a redes sociales, Castro fue categórico: “Para nosotros es un principio claro. A mi hijo de 15 le cerré la cuenta de Instagram y TikTok hasta que cumpla los 16. No es persecución, es cuidado. Si después busca la manera, ya habré resuelto el 99% del problema. Lo importante es cuestionar la naturalización de darles acceso sin conciencia”.
Las familias también enfrentaron desafíos cotidianos, como el uso de billeteras digitales o la comunicación sin smartphones. Las soluciones incluyeron tarjetas físicas para pagos y teléfonos básicos que solo permiten llamadas y mensajes, similares a los Nokia 110. Castro destacó que en otros países, como Australia, ya existen leyes que prohíben las redes sociales para menores de 16 años.
El éxito del Pacto Parental se basa en el compromiso y la comunicación entre adultos, lo que evita que ningún niño quede aislado y permite resolver los problemas que surgen con diálogo. “Acordar entre todos garantiza que ningún chico queda aislado. Los problemas que surgen se resuelven con diálogo y compromiso”, concluyó Castro, invitando a reflexionar sobre el tipo de infancia que se desea para los hijos en un mundo cada vez más digitalizado.