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Opinión > Hablemos en serio

“Dios ha muerto” como referencia al colapso de los estados autónomos y el nuevo acuerdo de libre comercio

Friedrich Wilhelm Nietzsche fue un filósofo alemán del siglo XIX, considerado uno de los filósofos más importantes de la filosofía occidental, cuya obra ha ejercido una profunda influencia tanto en la historia como en la cultura occidental; a quien se le atribuye la frase “Dios ha Muerto”, como referencia al colapso de las ciudades Estado y su autonomía.

Días atrás al momento de anunciarse el histórico acuerdo entre la Unión Europea y el Mercosur, se me vino inmediatamente esta frase, como símbolo de un colapso terminal, y no era para menos, lo primero que sentí de algunos sectores empresarios era el colapso, con la mirada fija en la mitad vacía del vaso.

También alimentaron el apocalipsis los sectores políticos nacionales enrolados en la oposición, con una irresponsabilidad rayana en la imbecilidad social, que demostraron que sólo pretenden ganar elecciones sin importarles la sociedad en su conjunto, quienes, no sólo tienen el deseo, sino que son dueños del derecho a crecer y desarrollarse.

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El derecho internacional regula estos tipos de tratados internacionales, uniéndolos en cuatro grandes grupos: Zona de libre comercio, Unión aduanera, Mercado común y Unión económica y monetaria; todos ellos tienen particularidades específicas.

En cuanto al grado de perfección y complejidad, la primera etapa en los procesos de integración es la zona de libre comercio; en tanto que el más perfecto es la Unión económica y monetaria tal como lo es la Unión Europea.

Es real que la Unión Europea tiene sus virtudes y defectos, y es por eso que desde su primer antecedente de la conformación que fue el célebre discurso de 1946 pronunciado en Zúrich por Winston Churchill y hasta el día de hoy, dicha unión ha sufrido seis modificaciones pasando por la creación de la moneda única, el Euro, en 1999.

No obstante, existen las cláusulas de exclusión, y por eso Dinamarca mantiene a la corona danesa como moneda propia.

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Vale destacar, que la base de la Unión Europea fue una fórmula eficaz que eligió Europa para, en principio, asegurar la paz y la prosperidad de sus pueblos luego de la segunda guerra mundial.

Dicho esto, debemos destacar en lo que nos compete a este nuevo acuerdo, que una de las características de la zona de libre comercio es que la protección no tiene carácter uniforme y es por eso menester mirar el acuerdo desde los productos específicos.

Veamos entonces a los sectores que pegaron el grito en el cielo: Aceite de Oliva y Vino; como parafraseando el mismo Nietzsche o el apocalipsis de Kicillof quien lo pasó al terreno de la “tragedia”; y a quien me permito recordarle que el 9 de junio del año 2004, la presidencia de la nación a cargo de Néstor Kirchner expresaba que "El MERCOSUR dedicará todas sus energías, durante esta semana, a avanzar en las áreas de interés de ambos bloques, con la meta de alcanzar, antes de finalizar este año, un acuerdo ambicioso y balanceado, que armonice los intereses de veintinueve países con diversos niveles de desarrollo y patrones de especialización productiva"; en expresa felicidad para avanzar sobre el acuerdo con la Unión Europea.

Primero decir que este acuerdo presenta concesiones sin precedentes de la UE. El acuerdo consiguió plazos extensos para la entrada en vigor de las mejoras arancelarias, lo que permite continuar el programa de transformación productiva y mejora de la competitividad del Mercosur.

En contrapartida, la desgravación arancelaria de la UE será en plazos sustantivamente menores. Más del 85% de las importaciones provenientes del Mercosur tendrán una eliminación de aranceles en forma inmediata.

Esto no es opinión, es evidencia objetiva: LO DICE EL ACUERDO.

Siguiendo con la literalidad, el acuerdo prevé mecanismos para evitar el fraude en materia de origen y aduanero, entre los que se considera a los subsidios; y establece mecanismos de salvaguardias bilaterales que permiten suspender temporalmente las preferencias arancelarias o reducirlas en caso de amenaza o daño grave a un sector industrial; e implementa un mecanismo de solución de controversias

Con relación al aceite de oliva que es la posición arancelaria N° 1509.1; no está incluida ya que sólo lo hacen los aceites vegetales con una desgravación de 4 a 10 años.

Por el lado de los vinos de hasta 5 litros, se tiene establecida una desgravación lineal en 8 años (líneas arancelarias 22042100; 22042911).

Con esto, queridos amigos empresarios, antes de anunciar el “fin del mundo”, miremos la mitad llena del vaso, pues claro, antes deberán aprender a utilizar el verbo “proponer” en vez de “pedir”; porque en este momento en el que vive la sociedad argentina, se impone una negociación al mejor estilo Harvard, es decir: “GANAR – GANAR”, haciendo falta seriedad, responsabilidad, solidaridad y mirada social y no intra-ombligo.

Lo que se viene, es trabajar en mayor competitividad para todos los sectores, aumentar volumen, perfeccionar calidad, agregar valor y todas otras cuestiones olvidadas o inmersas sólo en las recetas pedigüeñas que nos tienen acostumbraros varios sectores empresarios.

El gobierno nacional y los provinciales deben actuar con rapidez para otorgar competitividad a todos los sectores productivos e industrializados, pero también las instituciones gremiales deben colocarse a la altura de las circunstancias y adecuar sus normas regulatorias, para que, sin perder derechos laborales y sociales adquiridos por los trabajadores, puedan producir reducción de costos, uno de los principios en los que se sustenta la competitividad.

Quizás, deberán dejar de aportar dineros de los afiliados a actividades deportivas u otras acciones que nos les competen directamente, y cederlos a la competitividad que genera trabajo y nuevos afiliados.

GANAR – GANAR; base de la estructura de futuro en crecimiento; lo demás es puro cuento.

 

 

 

 

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