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Cómo proteger a los adultos mayores de las estafas digitales más comunes
Los ciberdelincuentes apuntan especialmente a personas mayores por su confianza y vulnerabilidad. Con simples medidas y diálogo abierto, es posible reducir el riesgo de engaños que van desde phishing hasta deepfakes.
POR REDACCIÓN
Los adultos mayores se han transformado en uno de los principales objetivos de los ciberdelincuentes, quienes emplean múltiples estrategias para engañarlos y obtener ganancias con bajo riesgo. Desde correos electrónicos con phishing hasta mensajes de WhatsApp que aparentan provenir de organismos oficiales o familiares, los intentos de fraude digital contra este grupo continúan en aumento.
La elección de este segmento responde a varios factores combinados: muchos cuentan con ahorros o ingresos estables provenientes de sus jubilaciones, además de una confianza profunda en las instituciones y figuras de autoridad. Por esta razón, una llamada aparentemente del banco o un correo formal no generan sospechas inmediatas.
Asimismo, la soledad y el aislamiento social facilitan que los delincuentes utilicen engaños emocionales, como las estafas románticas o la simulación de vínculos personales falsos. La complejidad tecnológica también juega un papel clave, ya que el uso de dispositivos desactualizados y contraseñas débiles incrementan la vulnerabilidad frente a plataformas y mensajes fraudulentos que reproducen con precisión la apariencia de fuentes legítimas.
En los últimos años, la inteligencia artificial ha potenciado estas modalidades delictivas, permitiendo la clonación de voces y la creación de videos falsos (deepfakes) que imitan a personas cercanas o figuras públicas, lo que dificulta aún más la detección de fraudes.
La prevención debe comenzar en el entorno familiar. Establecer un diálogo abierto y empático, sin juicios ni culpas, es fundamental para evitar que los adultos mayores queden aislados digitalmente y puedan compartir sus dudas o experiencias. Reconocer que cualquiera puede ser víctima de un engaño contribuye a generar confianza para hablar del tema.
Las prácticas de seguridad informática no son exclusivas ni complejas. Cualquier persona puede aprenderlas y aplicarlas para disminuir riesgos. Entre las recomendaciones básicas se incluyen la verificación cuidadosa de los mensajes recibidos, evitar compartir información sensible por canales no seguros y desconfiar de ofertas o solicitudes urgentes.
Además, es aconsejable aprovechar las herramientas de protección que ofrecen las entidades bancarias, tales como límites en las transferencias, alertas para familiares y la doble verificación telefónica en operaciones sospechosas, para añadir una capa extra de seguridad.