Dos mundos se unieron por la música para lograr su recuperación

Al ritmo de San Juan por mi sangre, versión cumbia, 12 personas en tratamiento para superar las adicciones y 67 pacientes del Hospital Mental Julieta Lanteri comenzaron a bailar en medio del comedor del edificio zondino en el cual los últimos buscan diariamente una solución a su problemática. La alegría se veía reflejada en sus caras. Todo era risa, música, canto y baile. Para ellos fue la mejor manera de mitigar su estadío y agilizar la recuperación.

Fue como una bocana de aire puro lo que sintieron ambos grupos. En medio de su situación el sonido de los tambores y las panderetas eran como rayos de sol que calaban los huesos y movían las fibras ínfimas del alma. Nadie quería perderse la fiesta. Directivos, médicos y psicólogos acompañaban con sus pasos, por momentos cuando levantaban la vista eran una postal de manos arriba disfrutando los compases.

“Estas actividades lo que hacen es abrir el hospital a la sociedad. Permiten la integración de aquellos que están en tratamiento por consumo problemático juntos con los que están por salud mental”, dijo Laura Tamarit directora del Julieta Lanteri. 

Estas tareas estuvieron enmarcadas en las buenas relaciones que tiene el hospital con el Centro por la Vida, un organismo de Salud Pública que ayuda a personas adictas a recuperarse. Hace algunos años conformaron la banda “Claramente” y con ella un amplio repertorio que fueron creando a través de frases sueltas que los mismos integrantes iban proponiendo. Desde rock, pasando por folclore hasta llegar a la cumbia es lo que el grupo interpreta. Encuentran en la música el camino de salida a sus problemáticas diarias, dicen que canalizan sus sombras por medio de la creatividad.

“Es muy importante venir a ayudar a esta gente que está internada. Además el grupo de nosotros puede salir un poco de su tratamiento y se sienten útiles. Que puedan trasmitir un poco de alegría a los que hoy están aquí es una misión cumplida”, argumentó Gustavo Sugo, profesor del Centro por la Vida.

Sostienen los que saben que la música es el lenguaje más universal que existe, cuando se piensa en este lema nada mejor que ejemplificarlo con la algarabía que se vivió ahí dentro. Fue una caldera de emociones que hizo ebullición en medio de ese lugar. Para la banda significó decirle a través de las rimas el infierno que transitaron y como logran día a día sobreponerse a eso. Para los pacientes del Julieta Lanteri era la manera de sentirse acompañados. Es la segunda vez que visitan el Hospital Mental, el año pasado notaron algo que les llamó la atención, un paciente que no se movía, al escuchar el ritmo de la música se levantó de su silla y comenzó a bailar.    

En ambas instituciones crearon un espacio dedicado a la música. Entendieron que era la mejor puerta que les abre el paso nuevamente a la sociedad. Practican toda la semana, casi tres horas diarias. Tocar un instrumento o impostar la voz consiguiendo la afinación perfecta los saca de la rutina para colocarlos como protagonistas de su propia historia.  

Olvido

Familia por contacto

Desde el Hospital Mental Julieta Lanteri aseguran que hay pacientes que llevan internados hace 25 años en esa institución. Dicen que los familiares estuvieron acompañándolos durante los primeros años, pero con el paso del tiempo muchos de ellos los fueron olvidando. Muchos de los que están en esa situación son crónicos, quiere decir que superaron su complicación y están dispuestos a reinsertarse, pero no pueden hacerlo porque sus parientes fallecieron o porque ya perdieron todo tipo de contacto con ellos. Para contenerlos y asegurar su integridad física y mental siguen viviendo allí. Para mitigar el dolor de la soledad parental, desde este centro de salud cambiaron el sentido de la familia, no es entendida como aquella constituida por lazos de consanguinidad, sino por el mero contacto humano.

Proyección a futuro

Grabar un CD

Los integrantes de la banda Claramente buscan dejar asentado sus producciones en un CD. Están trabajando para lograr tenerlo antes de fin de año. Tienen el cancionero completo, pero les falta dinero para poder cumplir con este objetivo. Quien los incentiva y guía por este camino es el profesor Gustavo Sugo, con su energía trata de contagiarle a los pibes las ganas de salir adelante.