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El Papa Francisco compartió un mensaje de fe y esperanza en la Vigilia Pascual
El Sumo Pontífice, representado por el cardenal Giovanni Battista Re, ofreció un emotivo mensaje en la Basílica de San Pedro, llamando a los fieles a ser portadores de esperanza en medio del sufrimiento del mundo.
POR REDACCIÓN
En una ceremonia profundamente simbólica y espiritual, el papa Francisco, representado por el cardenal Giovanni Battista Re, envió un potente mensaje de fe y esperanza durante la Vigilia Pascual celebrada en la Basílica de San Pedro. En su homilía, el Pontífice reflexionó sobre el significado de la Resurrección de Cristo, resaltando que la luz pascual no irrumpe con estrépito, sino que se abre paso con suavidad, transformando la oscuridad desde adentro.
“El estilo de Dios no es el del espectáculo ni la imposición”, afirmó. “La luz divina de la resurrección se enciende cuando el sol aún está por salir”, expresó, utilizando la imagen de Cirio Pascual avanzando en medio de la noche como símbolo del triunfo silencioso de la esperanza sobre el dolor y la muerte.
Francisco subrayó que la Resurrección no borra automáticamente las sombras del mundo, pero sí introduce una luz nueva, capaz de renovar la esperanza incluso en los momentos más oscuros. “La Pascua del Señor no es una meta alcanzada por un atajo que esquiva el Calvario”, advirtió, recordando que la fe cristiana debe vivirse con humildad, perseverancia y confianza, incluso en medio de la incertidumbre y la prueba.
El Papa también invitó a los fieles a no caer en el pesimismo ni en la indiferencia. “No podemos celebrar la Pascua sin seguir enfrentándonos a las noches que llevamos en el corazón”, afirmó, haciendo alusión al sufrimiento personal y colectivo que atraviesa la humanidad. En ese contexto, hizo un llamado a cada cristiano a ser “testigo de esperanza” y consuelo para quienes han perdido el rumbo o cargarán el peso de la vida.
“La Pascua no es solo un recuerdo del pasado; es una invitación a hacer germinar la esperanza en nuestras vidas y en el mundo”, insistió. Y agregó que esta esperanza debe traducirse en acciones concretas: en el compromiso diario con la justicia, la solidaridad y el amor al prójimo.
Hacia el cierre de su mensaje, el Pontífice reafirmó la certeza de la fe cristiana: “Aunque las cosas parecen ir mal en el mundo, el maligno ha sido ya vencido”. Con estas palabras, exhortó a los creyentes a abrir el corazón a la luz del Resucitado ya llevar esa luz allí donde aún domina la oscuridad.
“Que toda nuestra vida sea presencia de esperanza”, concluyó el Papa. Un mensaje sereno pero firme, que resonó como faro espiritual para un mundo que, más que nunca, necesita de consuelo y de fe.