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¿Con qué frecuencia y cómo se debe bañar a los perros para mantener su salud?
La higiene canina depende del tipo de pelaje, actividades diarias y señales visibles en la piel. Expertos recomiendan observar el estado del pelaje y consultar al veterinario para evitar irritaciones.
POR REDACCIÓN
Bañar a un perro va mucho más allá de llenar una bañera; implica atención cuidadosa a las señales que el animal muestra. Desde las patas embarradas hasta el brillo del pelaje después de un paseo bajo la lluvia, cada detalle ayuda a definir el momento adecuado para el baño.
Es fundamental prestar atención a cambios en la textura y olor del pelaje. Cuando la suciedad se acumula, aparecen nudos, la piel se vuelve grasa, pierde brillo o se detecta un olor persistente, es momento de intervenir. Según el Spencer Springs Animal Hospital, “un perro con la piel en buen estado, el pelaje luminoso y sin olor fuerte no requiere baño inmediato”.
Las actividades cotidianas influyen en la frecuencia del baño: perros que exploran al aire libre, se revuelcan en el césped o nadan necesitan aseos más frecuentes, mientras que aquellos que permanecen dentro del hogar pueden espaciarlo más.
Además de la suciedad visible, otros signos como un aumento en el rascado, presencia de parásitos, irritaciones o costras también indican la necesidad de un baño. Detalles relacionados con la salud general —como uñas largas que suenan al caminar o secreciones en los oídos— son señales para prestar atención a la higiene.
Antes de iniciar el baño, preparar el espacio y elegir productos adecuados es clave para la seguridad y comodidad del perro. Es recomendable usar agua tibia, comprobando la temperatura en la parte interna del antebrazo, una práctica sugerida por profesionales del sitio PetMD.
El champú debe ser específico para perros, ya que los productos humanos pueden alterar el equilibrio natural de su piel y causar irritaciones. El proceso comienza con un cepillado para eliminar suciedad y nudos, seguido de un masaje con champú durante varios minutos, iniciando por las patas y subiendo hacia la cabeza, que se limpia con una toalla suave o algodón para proteger los ojos y zonas sensibles.
El enjuague debe comenzar en la cabeza para evitar que el producto entre en los ojos y continuar por el resto del cuerpo hasta que el agua salga clara. Para el secado, se recomienda usar toallas absorbentes. El uso de secadores profesionales es aconsejable solo para quienes tienen experiencia, pues el ruido y el calor pueden incomodar o causar accidentes. El cepillado final, y también entre baños, ayuda a mantener un pelaje fuerte y libre de nudos.
La frecuencia del baño varía según el tipo de pelaje y estilo de vida. El North Cobb Animal Hospital señala que los perros de pelo largo suelen requerir baños mensuales, mientras que los de pelo corto pueden espaciarlo hasta tres meses si no presentan suciedad o incomodidad. Para razas con doble manto, la recomendación es bañarlos entre seis y doce semanas, cuidando especialmente el cepillado en épocas de muda.
Perros que viven en ambientes con barro, nadan con frecuencia o padecen alergias o afecciones cutáneas pueden necesitar baños más habituales, siempre bajo supervisión veterinaria. PetMD enfatiza la importancia de consultar con el especialista antes de cambiar la rutina para preservar los aceites naturales protectores de la piel.
En el caso de los cachorros, el baño debe esperar hasta al menos las ocho semanas de vida, cuando están mejor preparados para regular la temperatura. La American Kennel Club (AKC) recomienda que el primer baño se realice en un entorno cálido, usando champú especial para cachorros y asegurando un secado completo y sin corrientes de aire para evitar estrés o cambios bruscos de temperatura.
En situaciones excepcionales, como contacto con sustancias peligrosas, el baño puede ser anticipado, siempre con indicación profesional. También es aconsejable consultar al veterinario sobre la mejor rutina para cachorros de razas o necesidades específicas.
La elección de productos adecuados es fundamental para la salud cutánea. Existen champús formulados específicamente para perros, incluyendo opciones hipoalergénicas y medicados para problemas dermatológicos. PetMD sugiere champús a base de avena como una opción generalmente bien tolerada. En casos de alergias, se recomienda probar el producto en una zona pequeña y observar la reacción antes de usarlo de forma general, siempre con asesoramiento veterinario.