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Salud y Bienestar > Tabaquismo

Fumar tabaco incrementa el riesgo de hipertensión, según un estudio canadiense

Una investigación liderada por la Universidad de Manitoba confirma la relación entre el consumo de tabaco y la presión arterial alta, destacando la importancia de detectar el tabaquismo mediante biomarcadores como la cotinina.

POR REDACCIÓN

Hace 3 horas
El trabajo analizó datos de aproximadamente 3.300 adultos de los Países Bajos. Foto: Gentileza.

Un reciente estudio realizado por la Universidad de Manitoba, Canadá, ha confirmado que fumar tabaco no solo está vinculado a enfermedades cardiovasculares, sino que también aumenta significativamente el riesgo de desarrollar hipertensión arterial. La investigación estuvo a cargo del Dr. Setor Kunutsor y su equipo, quienes publicaron sus hallazgos en el Journal of Human Hypertension.

El trabajo analizó datos de aproximadamente 3.300 adultos de los Países Bajos, con una edad promedio de 49 años y sin antecedentes previos de hipertensión. Para evaluar el consumo de tabaco, se emplearon dos métodos complementarios: la autodeclaración y la medición de cotinina en orina, un biomarcador confiable de exposición al tabaco. Esta doble estrategia permitió detectar diferencias importantes en la identificación del tabaquismo.

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Durante un seguimiento promedio de siete años, más de 800 participantes desarrollaron hipertensión arterial. Los resultados indicaron que tanto el consumo leve como intenso de tabaco, identificado por ambos métodos, se asoció con un riesgo mayor de presión alta. El equipo resaltó que "la autodeclaración tiende a subestimar la verdadera relación entre el tabaquismo y la presión arterial alta", dado que algunos individuos no reconocen su consumo.

Los investigadores sugieren que el uso rutinario de análisis de cotinina en orina podría proporcionar a los profesionales de la salud una evaluación más objetiva del estado de tabaquismo, además de facilitar la detección de los efectos nocivos del humo de segunda mano. Sin embargo, advirtieron limitaciones en esta técnica: más de la mitad de los individuos clasificados como “nunca fumadores” por la prueba de cotinina se identificaron a sí mismos como exfumadores, quienes mantienen un riesgo cardiometabólico mayor que quienes nunca fumaron.

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Por ello, el equipo subraya la importancia de complementar la medición de cotinina con una entrevista detallada sobre el historial de tabaquismo para obtener un diagnóstico más preciso. Además, destacaron el potencial de tecnologías emergentes, como los biosensores portátiles, que podrían permitir una monitorización continua y a largo plazo de la exposición al tabaco, mejorando tanto la investigación como la gestión clínica del riesgo cardiovascular.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) recuerda que el tabaco es una de las principales causas de enfermedades graves a nivel global. La nicotina, altamente adictiva, está presente en productos que aumentan el riesgo de enfermedades cardiovasculares, respiratorias y más de 20 tipos de cáncer. Según la OMS, el tabaco provoca más de 8 millones de muertes anuales, especialmente en países de ingresos bajos y medios.

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El impacto del humo de segunda mano también es alarmante, causando aproximadamente 1,2 millones de muertes al año. Cerca de la mitad de los niños en el mundo están expuestos a aire contaminado por humo de tabaco, y 65.000 menores mueren anualmente por enfermedades vinculadas a esta exposición. Además, fumar durante el embarazo puede ocasionar daños permanentes en la salud de los recién nacidos.

Respecto a productos alternativos, la OMS advierte que los tabacos calentados emiten sustancias tóxicas que pueden causar cáncer y otros daños. En cuanto a los cigarrillos electrónicos, aunque no contienen tabaco y pueden o no incluir nicotina, son igualmente perjudiciales y su seguridad a largo plazo aún no está confirmada.

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