Por la inflación, economistas de San Juan prevén un escenario similar al año 2000

El Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Indec) informó que la inflación de enero trepó al 20,6% y un interanual acumulado de 254,2%. Ante este panorama, economistas de San Juan prevén que el índice bajará, pero a un costo social muy alto, con baja actividad y alto desempleo. De hecho, algunos afirman que será similar al año 2000 e incluso el 2001, cuando el país vivió la peor crisis económica de su historia.

El plan de Milei hasta el momento estaría funcionando: los precios se están sincerando, bajó la inflación respecto a diciembre y hubo superávit en las cuentas públicas durante enero. A su vez, hubo un atraso en los salarios respecto a la suba de los precios que produjo un fuerte declive en el consumo que afecta a las pymes y al comercio. Por eso, la gran incógnita es qué pasará con el costo social que conllevará el proyecto libertario.

“A medida que aumentan los precios, baja la demanda y la gente no tiene poder de compra está bajando la inflación, pero no mejorando la eficiencia en la producción y la distribución del ingreso", explicó el economista Luis Aveta a DIARIO HUARPE, quien agregó que en los próximos meses la caída será tan grande que el PBI descendería a niveles similares al año 2000. Es que según Aveta, para marzo se espera una caída superior al 60% en el poder adquisitivo de los trabajadores.

“Sería un atraso de  20 años. Se toca un punto del fondo y ahí se empieza a subir la actividad. Puede ser en julio que haya una reactivación y el Gobierno podría aplicar un régimen similar a la convertibilidad”, continuó el profesional. Aveta alertó que esto empobrecerá a la sociedad y los resultados previstos se concretarán solo si no hay una resistencia social capaz de torcer el rumbo.

Por su parte, el economista Gerardo Mestre coincidió en qué la inflación bajará por la fuerte recesión promovida por la exorbitante caída en el consumo. “Como la demanda se retrae, quienes constituyen la oferta en el mercado podrían mantener los precios o inclusos retrotráelos. Yo creo que en mayo podemos encontrar una inflación de un dígito cercana al 8% o 9% y a fin de año puede ser del 4%”, dijo. No obstante, alertó sobre las consecuencias sociales del programa económico oficial.

“El plan seguirá acorde al grado de credibilidad y la cantidad de gente que lo apoye en sus propuestas, a pesar de todo el desgaste y la depreciación del poder de compra de la sociedad”, siguió relatando el experto. Añadió que el nivel de actividad será similar al año 2000 e incluso al 2001, cuando había una baja actividad económica y un alto nivel desempleo que terminó en la peor crisis de la historia nacional.

 En otro orden, el economista Carlos Landa también coincidió en qué el PBI tendrá una fuerte caída que llegaría a niveles del año 2000. “Por lo que se prevé, estaríamos paulatinamente dando el giro de caída, para retomar una etapa de meseta y un crecimiento posterior. Pero son todas suposiciones. Lo único que puedo decir es que la madre de todos los problemas es el déficit fiscal. Al déficit fiscal, la única forma de solucionarlo es a través de los aumentos de los ingresos o disminuir los gastos”, aseguró.

Más adelante, tuvo una opinión similar a sus colegas al mencionar que el Índice de Precios al Consumidor bajará, aunque con un efectos colaterales para los argentinos. “Si el Gobierno sigue con las medidas que viene aplicando, la inflación bajará, ya que no hay emisión monetaria para financiar el tesoro.  Todo esto obviamente en un escenario de recesión, que es lo más complicado, pero el sendero será que la inflación tienda a disminuir. El tema es cuánto se puede aguantar, cuánto la sociedad puede aguantar”, opinó Landa.

Por último, el economista Pablo Padín manifestó que el ancla del modelo de Milei son los salarios de los trabajadores, es decir congelar los ingresos para frenar la demanda y de esta manera la inflación. Consideró que habrá una gran mengua del PBI junto a un empobrecimiento de la sociedad y suba del desempleo.  Por supuesto, opinó que si hay resistencia social o protestas puede haber modificaciones en el plan libertario. De lo contrario, las previsiones en cuanto a lo social no son optimistas.